sábado, 3 de septiembre de 2011
CASA VILABOA, ALLARIZ
Con motivo de la celebración de un evento deportivo en Allariz todos los años en agosto visitamos este hermosísimo pueblo orensano, altamente recomendable. Este año decidimos hacer noche aquí y disfrutar así de todo el fin de semana por la zona. Uno de los motivos que nos llevó a elegir esta casa es el hecho de que admiten perros, pues siempre que podemos viajamos con nuestra mascota.
CASA VILABOA
La casa se encuentra a un par de quilómetros del centro de Allariz.
El edificio que ocupa el establecimiento data del siglo XIX y fue una curtiduría. Además de restaurar la parte noble, se ha hecho un moderno añadido que a mi juicio no desentona en absoluto, el resultado nos gustó mucho. Se utilizan en la decoración además múltiples muebles antiguos y utensilios de oficios tradicionales.
El alojamiento empezó a funcionar en el año 2001 y además de habitaciones, ofrece restaurante y servicios para bodas y eventos.
Dentro de la clasificación de las casas rurales, pertenece a la categoría A, que es la superior, por estar en una edificación noble.
Cuenta con un total de siete habitaciones dobles con baño y dispone de cunas.
Hay también una sala de TV con un pozo que todavía tiene agua y varios aperos agrícolas restaurados.
Pudimos ver también un pequeño comedor, aparte del restaurante, que imagino que será el reservado, ya que el restaurante está abierto al público en general y no tiene zona de reservados.
Junto al restaurante hay un pequeño jardín, muy cuidado, con un hórreo y un caminito de piedra. Junto a él tenían un par de mesas con sombrillas, sin duda un rincón muy agradable para tomarse un refresco en una tarde de verano...
NUESTRA HABITACIÓN
La habitación era muy sencilla, simplemente las paredes de piedra, la madera utilizada en la restauración y que cubría totalmente el techo y el cuarto de baño añadido con posterioridad.
No resultó pequeña en tamaño, teniendo en cuenta que se nos puso una supletoria para el niño, pero sí resultó escasa en servicios. Teníamos un armario empotrado muy grande y una silla en la que poder apoyar cosas o colocar ropa, pero nos resultó escasa, echamos de menos algún mueble para acomodar mejor las cosas.
El cuarto de baño también era muy sencillito, con piedra y madera, al igual que la zona de dormitorio. Nos pusieron en una cestita jabón de manos, champú y gel. Echamos de menos un secador y que en vez de dos toallas nos pusieran tres, pues ese era el número de ocupantes de la habitación...
La mampara de la bañera, muy corta, hacía que cada vez que uno de nosotros se duchara se hiciera un gran charco en el cuarto de baño... un tema de lo más incómodo.
Aunque apenas la vimos (unos dibus el niño), la televisión de la habitación era pequeñísima. Estaba colocada en la pared junto al cuarto de baño, bastante lejos de la cama y calculo que tendría unas 14 pulgadas, escasísimas para poder verla con comodidad.
En general, para el precio que pagamos (65 euros +18 por la supletoria desayuno incluido), nos pareció que la habitación podía ofrecer algo más de equipamiento, lo dicho, un secador, una neverita con unas aguas, una TV algo más grande...
LA LLEGADA A LA CASA
Desde Allariz no resulta difícil llegar, pues tanto esta casa como todos los alojamientos del municipio están perfectamente señalizados.
Cuando llegamos la persona que nos recibió nos llevó hasta la habitación y nos indicó que además de la puerta principal había otra puerta, por si llegábamos tarde de noche. Fue un poco seco y echamos de menos algo más de información en el momento de la llegada, como el horario y lugar del desayuno (porque hay un restaurante y un comedor, tuvimos que preguntar por la tarde dónde y a qué hora podíamos desayunar) y algo de información sobre la zona. En nuestro caso no la necesitábamos, pero suele ser habitual que se ofrezca, más aún con todo lo que tiene que ver Allariz y coincidiendo con un fin de semana en fiestas.
EL DESAYUNO EN LA CASA
La única comida que hicimos en el establecimiento fue el desayuno. Se realiza en el restaurante del establecimiento, que fue una antigua fábrica de curtidos. La estancia, en un edificio separado del principal, debió de ser donde en su momento se teñía o trataba el cuero, porque el suelo estaba dividido en cuadrículas tapadas con madera. La verdad es que el entorno resulta muy agradable.
El desayuno podía realizarse de ocho a once y llegamos a las nueve. Tuvimos que asomarnos a la cocina porque durante un buen rato no nos vinieron a atender. El servicio se realiza en la mesa, tomamos café con leche, cola cao el niño, bizcocho casero, tostadas con mermelada y mantequilla, zumo de naranja (no natural) y fruta fresca. Nos pareció muy completo y la calidad excelente.
SITUACIÓN DE LA CASA
El lugar en el que se sitúa la casa es accesible en vehículo particular, no hay ninguna línea de autobuses que nos lleve hasta allí. El edificio forma parte de una minúscula aldea que no tiene gran interés para darse un paseo pero que tiene la gran ventaja de ser de lo más silenciosa por la noche, no se oye absolutamente nada, es ideal para relajarse y pasar unos días muy tranquilos.
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Reitero lo dicho: qué sitio tan chulo. Aunque el que os atendió parecía la alegría de la huerta, vaya tela...
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