miércoles, 16 de enero de 2019

FLORESCENCIA

En Florescencia, Masechaba desnuda su alma ante el lector, sin censuras, sin tabúes, y empieza hablando de que su menstruación abundantísima la lleva a padecer enormemente, siempre pendiente de ese hilo de sangre que corre por sus piernas, hasta que se le practica una histerectomía. Así de directa, así de clara, la joven doctora, va desgranando sus miedos, sus sueños, sus dudas, sobre todo porque ha sido educada en una religión con un Dios que parece que le ha dado la espalda, porque vive en un país, Sudáfrica, en el que el racismo y la xenofobia son feroces, y donde ser mujer es es precisamente un camino de rosas. Tampoco la Medicina lo es, y se siente mal porque sufre enormemente cada día que pasa en el hospital. 

"Le cuento a mamá las cosas terribles que nuestro pueblo soporta a diario y que nunca salen a la luz. Le digo que alguien debería escuchar; escuchar todo lo mal que les ocurre a ellos, a mí, a nosotros. Alguien debería tomar nota.
Mamá dice que tengo que dejar a los pacientes en el hospital. Que tengo que ponerme en su lugar, en sus zapatos, pero sin traerlos a casa. 
(...)
Pero no puedo ponerme en sus zapatos. No tienen zapatos, mamá ¿Cómo puedo ponerme en sus zapatos si no tienen?" (pág. 27)

"¡Si supieran cuánto se parecen, cuánto tienen en común! Las dos desean que odie a los blancos, pero yo me niego. Tampoco quiero odiar a los extranjeros. No quiero odiar a nadie. Es agotador, y ya me canso suficiente en el trabajo. De momento es mucho más de lo que puedo asumir." (pág. 45)

Desde la sencillez narrativa y en forma de monólogo interior, Kopano Matlwa, la joven autora del libro, que también es doctora y sudafricana, va tratando las deficiencias del sistema sanitario, la vida cotidiana de la mujer, los problemas de convivencia, la falta de oportunidades para los jóvenes, enseñándonos un panorama que podría darse en cualquier país europeo, donde, en el fondo, tenemos los mismos problemas. No somos tan diferentes, en esencia, los habitantes de ese mal llamado Primer Mundo, y este libro es muestra de ello.
También su protagonista vive situaciones que cualquier mujer reconocería inmediatamente porque las ha vivido también o porque sabe que otras mujeres lo han hecho, como la minusvaloración por parte del hombre o el traslado de una culpa que en realidad no es tal.

"Mamá tiene razón.
Una buena cristiana no se lamentaría por sus desgracias como lo hago yo. A fin de cuentas, solo es una cuestión carnal. Fue solo un pene, un par de penes que entraron en una cavidad que el hombre ha decidido llamar vagina. Es solo una cuestión de músculos, vasos sanguíneos, nervios, mucosidad. Mi vagina no piensa, no recuerda, en realidad ni siquiera siente, no de una forma consciente. Tan solo responde a acometidas y vibraciones. Mi corazón sigue la tiendo, el aire sigue entrándome en los pulmones, mis extremidades se mueven a la perfección. ¿Por qué me siento tan vacía entonces? ¿Por qué tengo la sangre helada?" (pág. 87)

Kopano Matlwa. Fotografía de la web de la editorial Alpha Decay
"Quiero desesperadamente ser diferente, Señor. Quiero entrar en las salas del hospital, ver los mares de lágrimas y conmoverme. No quiero ser egoísta, irritable e impaciente. No quiero ser un obstáculo en tu camino, Señor, pero tú me has hecho así." (pág. 52)

La enorme sensibilidad de Kopano se transmite al lector en cada página, y el libro, de poco más de cien, resulta una lectura ágil a la vez que reflexiva, llena de frases y pensamientos dignos de una relectura, un subrayado, una pausa para digerirlos.
Una autora para tener en cuenta. La he descubierto con su tercera novela, pero estoy segura de que las anteriores también estarán a la altura.

3 comentarios:

  1. Pues no conocía a la autora. Interesante novela la que nos traes hoy. Tiene que ser dura, pero me has dejado con ganas de leerla.
    Besotes!!!

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    1. ¡Cómo me alegra haberte animado! Es una lectura que toca el corazón, que habla de temas duros, pero muy bien escrita y realmente vale la pena. ¡Besos!

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  2. Lo vi en tu Insta y me picó la curiosidad esa portada tan llamativa inicialmente. No he leído nada de esta temática y no lo descarto, pero me gustaría hojearlo un poco en la librería (o biblioteca) y leer algún fragmento para ver si me dice "ven".

    Besos.

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