GARUM BISTRÓ

Hacía un tiempo que teníamos ganas de conocer de primera mano el Garum Bistró, restaurante compostelano que además de ofrecer comidas a sus clientes, tiene una oferta que va más allá y llega a las catas, maridajes, clases de cocina para niños o excursiones gastronómicas, toda una filosofía en torno a los alimentos de temporada. La carta varía en el Garum según el dictado del mercado, centrándose en ofrecer una carta fija y un menú saludable de lunes a viernes.

Nosotros fuimos a comer un día de semana. Teníamos reserva hecha, por si acaso, y la verdad es que si hubiéramos ido media hora más tarde habríamos tenido que esperar un poco porque el local prácticamente se llenó, tanto la zona de vinos como la zona de comidas.

Al ser jueves teníamos la opción de pedir el menú saludable, con un precio de 11 euros y que ese día tenía de primeros salsa césar y lentejas con vegetales, de segundos bacalao con piquillos y espeto de cerdo. No recuerdo las opciones de postre. Decidimos pedir la carta, ya que a mí no me gusta el bacalao y aunque las lentejas me apetecían, optamos por probar las propuestas de otoño-invierno, pues muy pronto harán la carta primavera-verano.

En la CARTA encontramos opciones tan apetecibles como el arroz salvaje con verduritas al vapor y caldo de té, los canelones de centolla con zamburiñas, crema de tomate y cardamomo (que desgraciadamente no quedaban, porque hubieran ido directos al plato!), foie a la brasa con dátiles rehogados, reducción de Oporto y espuma de naranja o el wok de pollo marinado con sésamo y pimientoS. Los postres no se quedaban atrás: torrija con crema de café y helado de tonka o milhojas de pistachos con miel eran dos de las opciones que teníamos.


NUESTRA ELECCIÓN

Tomamos un primero para compartir, unas verduras en tempura que según carta iban con un guacamole pero que nos sirvieron con salsa de soja porque no les quedaba.
De segundo nos decidimos por un arroz de sepia con verduritas y un capón con vegetales. En la carta ponía que venía con hongos y castañas, pero al servirlo vimos que también tenía guisantes.

El primer plato nos gustó mucho y nos sorprendió que entre las verduritas incluyeran uvas, un toque muy rico y original.
El arroz estaba muy bueno, en su punto justo de sal, nos gustó.
El capón, aquí patinaron, pues estaba sequísimo... no sé si fue el tipo de preparación, la parte del capón que sirvieron, pero fue una pena, realmente seco.

De postre Compacto de chocolate con crema cítrica y helado de miel y romero, para compartir, fabuloso!

El ambiente del local nos gustó mucho, resulta sencillo pero muy acogedor. Eso sí, no nos pareció un sitio recomendable para familias con niños muy pequeños, los baños son pequeñísimos, un detalle importante cuando tenemos que pensar en cambiar a algún bebé.

Nos sirvieron con amabilidad, el tiempo entre plato y plato fue correcto, aunque para entregarnos la carta sí tardaron un poquito. Nos dejaron charlar tranquilamente al terminar de comer y pedimos la cuenta cuando nos pareció, nos sentimos cómodos aquí y seguramente repetiremos, algún menú saludable o ya la carta de primavera-verano, habrá que ver...