sábado, 22 de octubre de 2016

LA VIDA DE LAS PAREDES

"La bordadora era sencilla y austera porque no podía ser de otra manera, pero llevaba los tacones de sus zapatos pintados de rojo con laca de bombilla. Una osadía, sin duda, pero ella taconeaba arriba y abajo por la escalera de mármol sin importarle lo que el mundo pudiera opinar de ella". (pág. 18)
María, la bordadora, Fernando, el paragüero, la Musa y el Artista, los porteros, Emilio y Carmen... En el número 16 de la calle Argumosa viven a principios del siglo XX unos vecinos muy peculiares que conoceremos en La vida de las paredes de la mano de Sara Morante. Los habitantes de este edificio son personas sencillas, incluso muy humildes, todos guardan algún secreto, pasado o presente, su día a día no es fácil, y la autora con una breve pincelada (el libro solamente tiene 145 páginas) logra que todos y cada uno de ellos llegue al lector, a través de un texto cuidado y en ocasiones poético, acompañado de unas ilustraciones absolutamente deliciosas, cuidadas y muy detallistas. Un toque de realismo mágico a través de las gárgolas que habitan en el tejado culmina una receta que no puede ser más redonda.
Conocía las ilustraciones de Sara Morante y su gran sensibilidad a través de ellas, y la he visto perfectamente reflejada en todos y cada uno de los personajes que habitan en Argumosa 16, personas cuyas emociones sentimos, cuyo frío notamos y cuya vida entendemos, sobre todo su actitud ante la vida, por cómo les ha tratado, por lo que les mueve a seguir adelante, sus sueños.
Las ilustraciones de La vida de las paredes nacieron antes que la historia de sus protagonistas, la imagen primero y después las palabras, la historia que cada ilustración quería contar.
Sara Morante. Fotografía: www.elmundo.es

" La lluvia caía resbalando en los cristales. De la jaula vacía no salía ningún sonido. No sentía hambre, ni dolor. Sólo estaba aturdida, cansada. Vacía. No quería pensar en nada de lo que había sucedido ni en qué cambiaría a partir de ahora. No se sentía feliz por estar, como decía Carmen, recuperándose. No recordaba nada de hilos o telas, le daba igual si el agujero de la pared estaba tapado o al descubierto. Tan sólo añoraba el canto de aquel pájaro a través de la lluvia". (pág. 124)
Lumen nos regala para este primer libro de Sara Morante una edición absolutamente maravillosa, con tapas duras, grueso papel y una cinta para marcar las páginas. Un libro que no sólo merece la pena leer, un libro para tener, para recrearse en las historias y las ilustraciones, para regalar y regalarse.

4 comentarios:

  1. Me queda muy claro que este libro lo tengo que leer.
    Besotes!!!

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  2. Desde luego, tiene una pinta preciosa tanto por dentro como por fuera. Qué curioso lo de la calle Argumosa, por ahí paso muy a menudo.

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