"Dondequiera que ella estuviera, allí se hallaba el Paraíso". Esto escribe Adán sobre Eva, pero antes de llegar hasta aquí, ambos recorren un camino de conocimiento mutuo y de adaptación al otro que desde la pluma de Mark Twain y con las ilustraciones de Sara Morante resulta una delicia.
Los diarios de Adán y Eva nada tienen que ver con un relato de lo que la Biblia con tiene, todo gira en torno a su percepción de lo que les rodea, muy diferente, y su relación personal, que va evolucionando poco a poco.
En Eva veremos a una mujer muy habladora, curiosa, sensible e interesada por todo cuanto la rodea, protectora y muy maternal.
Adán por contra se presenta como alguien bastante hosco, e individualista.
Ambos responden a clichés bastante manidos (no perdamos de vista la época en que se escribió), pero a través de ellos vemos dos formas de entender el mundo que les rodea y de relacionarse con él, con unos maravillosos toques de humor y sarcasmo, así como una gran capacidad para reírse muchas veces de la torpeza masculina ante la sagacidad femenina.
"Creo que al fin entiendo para qué sirve la semana: se trata de un tiempo para descansar del aburrimiento del domingo. La idea me parece bastante razonable... Ella ha vuelto a subirse a ese dichoso árbol. La hice bajar tirándole terrones. Me dijo que no la había visto nadie. Eso le basta como justificación para lanzarse a cualquier aventura peligrosa. Se lo dije. La palabra justificación despertó su admiración, y sospecho que también le produjo cierta envidia. Es una palabra bonita, a decir verdad." (Diario de Adán. pág. 22)
“Me he pasado la semana entera siguiéndole a todas partes, buscando el modo de llevarme mejor con él. Solo hablé yo. Porque es un ser tímido, pero no me importó en absoluto. Me dio la impresión de que le gustaba tenerme cerca, y usé mucho la palabra «nosotros», porque parecía halagarle la idea de formar parte de algo”. (Diario de Eva, pág. 57)
El libro nos muestra por un lado el diario de Adán y por otro el de Eva, ya que en su momento se publicaron de manera separada. Adán está solo y Eva llega a poner patas arriba su existencia, no le interesa ningún contacto humano, está demasiado acostumbrado a su soledad y cualquier sonido le molesta. Sus razonamientos son muy simples y en ocasiones realmente absurdos, provocando la sonrisa del lector. Adán poco a poco se acostumbrará a Eva hasta llegar realmente a considerarla parte imprescindible de su vida.
Eva por su parte cree que es un experimento del Creador, y así justifica su curiosidad por conocer su entorno y su acercamiento a todos los animales que viven allí. Es muy detallista y siempre busca agradar a Adán.
Dos personajes que vivirán la primera historia de amor conocida, con una gran inocencia y ternura. Una obra que además se disfruta con todos los sentidos gracias a la edición de Impedimenta, con ilustraciones de Sara Morante, hojas gruesas, tapa dura. Un libro para leer, releer y tener en casa muy bien custodiado.
Una breve lectura de apenas 90 páginas que se disfrutan enormemente y con la que sumo mi primer libro para el reto Nos gustan los clásicos del blog Un lector indiscreto, en el que aún os podéis apuntar hasta final de mes.
De mis eternos pendientes... No termino de atreverme con él. Pero veo que tengo que alejar mi miedo.
ResponderEliminarBesotes!!!
Es muy cortito y seguro que te gusta, !léelo! Besos
EliminarLo tengo por casa, aunque en formato electrónico, pero aún no lo he leído. Igual hago como tú y aprovecho el reto de los clásicos.
ResponderEliminarBuena opción Espe. Besos
EliminarTomo buena nota de esta novela de Mark Twain: es uno de mis clásicos de cabecera. Y no defrauda. Bss.
ResponderEliminarNo tiene nada que ver con otras que hayas podido leer, pero sin duda no te defraudará si te animas. Besos!
EliminarLo ví hace poco y me llamó la atención. Por lo que cuentas, a pesar de esos clichés, parece un libro realmente ingenioso. La edición, además, me parece una pasada pues Sara Morante me encanta.
ResponderEliminarBesos