"Con treinta años Laura deja a su pareja y abandona Ibiza para mudarse a Nueva York. Su juventud ha estado marcada por la relación con su padre, un hombre intolerante; su madre, que desapareció para regresar cinco años después; y Pablo, su hermano, que encuentra en la pintura la manera de luchar contra la enfermedad mental que padece. En Nueva York, Laura empieza a trabajar en una editorial y a asistir a las clases que Gael, un misterioso conocido de su madre, imparte en la Universidad de Columbia.¿Quién es Gael? ¿Qué sabe él de todo lo que ha ocurrido en su familia?". En la contraportada de la primera novela de Laura Ferrero, encontramos la sinopsis de la historia que conoceremos entre sus páginas.
Laura, la protagonista, se dirige al lector en primera persona para contar la historia de su peculiar familia.
"Pero vine aquí porque un día una poeta escribió un verso que mi padre adulteró en una dedicatoria. Ese verso había guiado una historia, la de mi familia. Y había llegado a esta ciudad tratando de responder esa misma pregunta rota, coja, que nos había alcanzado -y nos seguiría alcanzando- a todos en algún punto: ¿qué vas a hacer con el resto de tu vida?". (pág. 291)
Precisamente el hecho de que su familia esté formada por personas muy singulares, enriquece mucho el personaje de Laura, muy bien dibujado por la autora, con muchos matices y totalmente verosímil en su evolución y en su relación con los personajes secundarios, que sin embargo aparecen bastante desdibujados en la historia, sobre todo Gael, del que esperaba mucho más, sobre todo que tuviese respuestas a muchas de las preguntas que Laura le hace y se hace y quedan abiertas.
"Son los abandonados los que cuentan las historias de amor. Los narradores de esas historias de las que nos hemos enamorado desde siempre, ya sea en el cine o en la literatura, son los que están en el margen equivocado del relato, el del perdedor". (pág. 240)
Laura habla desde el dolor, desde la duda, con muchas preguntas sin contestar sobre su madre, sobre ella misma y con mucha culpa por todo lo que le pasa a su hermano Pablo, con quien tiene un fortísimo vínculo y un gran sentimiento de protección dada su fragilidad ya de niño.
La prosa es muy accesible, carente de florituras, pero llena de sentimiento y emoción. Resulta una forma de contar muy intimista con la que es fácil introducirse en el mundo interior de Laura.
"Llevaba tres meses y yo tendría que estar mejor, me recriminaba, como si existiera un baremo que midiera la progresión del dolor y de la tristeza.
La vida sigue, te dicen, pero eso no es cierto. La vida sigue si logras superar el dolor". (pág. 257)
El relato está lleno de reflexiones de la protagonista que podrían valer para cualquiera de nosotros. La novela se lee con agrado, aunque personalmente en algunos momentos me ha sobrado drama y he tenido también sensación de empalago. Una escritora, Laura Ferrero, a la que habrá que seguir leyendo, porque esta es una primera novela excelente y que os recomiendo.
Una pena porque pintaba fenomenal, pero cuando has hablado de drama y empalago me ha echado para atrás. Sin embargo, ese título, esa pregunta, es algo que yo me cuestionó a mi misma cada vez más a menudo. Quizá le de una oportunidad el próximo verano.
ResponderEliminarQue sea una historia intimista y que haya emociones y sentimientos, son suficientes motivos para que me atraiga una lectura. Ya lo del empalago y drama, puede quedarse como algo secundario, sabiendo que es su primera novela.
ResponderEliminarUn abrazo
Pues pinta bien. Además, de vez en cuando se necesitan este tipo de lecturas que pueden ser muy reconfortantes anímicamente.
ResponderEliminarUn beso.