La tarea de acompañar a los hijos en su crecimiento y su paso a una edad adulta en la que ya se desenvuelvan solos, requiere en mi opinión, no solamente una parte práctica, en forma de un montón de horas compartidas con ellos, sino también de una parte teórica. No me refiero a que nos pongamos a estudiar psicología todos, pero creo que es importante para los progenitores conocer la evolución física y psicológica de los hijos, entender cómo ellos ven el mundo, cómo razonan, qué entienden y qué no entienden, para poder empatizar, comprenderles y llegar a ellos con nuestros mensajes.
La mirada de un adulto y la de un niño son muy diferentes, la percepción del entorno también lo es, y lecturas como esta que hoy os traigo, ayudan mucho a entrar en ese mundo infantil para "hablar y entender su idioma".
Para mí, como madre, es fundamental saber lo máximo posible sobre el proyecto de vida más importante que tengo y tendré, que es mi niño, y creo que conocerle mejor me ayuda a criarlo mejor, empatizar más y afianzar el vínculo.
Yolanda González Vara repasa todas las etapas, desde el embarazo hasta aproximadamente los 7 años. Mi hijo tiene 9, pero este libro también me ha valido en muchos puntos, aunque otros capítulos ya no porque hemos pasado las etapas.
En la primera parte se habla del desarrollo emocional en la infancia: el mito de la felicidad infantil, las emociones infantiles, el miedo a malcriar, la frustración, el placer, la realidad y el deber y la batalla de la obediencia.
La segunda parte se dedica al embarazo, el bebé intrauterino y el parto.
A continuación el niño desde que nace hasta los tres años, la cuarta parte será de los tres a los siete y por último, antes de los testimonios de padres y profesionales, se dedican varios capítulos a temas importantes o delicados, como la agresividad, la sexualidad, la escolarización, el divorcio y la muerte.
Personalmente, he sacado mucho en limpio de este libro, aunque como comentaba antes mi niño ya haya pasado muchas de las etapas que se describen en él. He reforzado más si cabe mi convicción de que la crianza respetuosa, con empatía y respeto es la única válida, aunque a veces no sea fácil y aunque el entorno no lo entienda o comparta.
Me ha hecho pensar, y mucho, el capítulo en el que se habla del mito de la felicidad infantil y nos invita a pensar en nuestra propia infancia, es increíble ver cómo lo vivido en aquella etapa de la vida se refleja en nuestra percepción de los hijos. La autora pone como ejemplo a un padre al que dejaban llorar en su cuna cuando era bebé y hoy no ve el llanto de su hijo como una petición de atención o ayuda, sólo como una molestia. Me pareció desgarrador, y él sufría enormemente. Aquí vemos el claro ejemplo de las consecuencias de ciertas prácticas con los niños, muchas veces no pensamos en las consecuencias a largo plazo y las hay.
Yolanda González |
"El parto representa el final de la aventura del embarazo, pero el principio de la aventura de la vida. Por eso hay que hacerse madre poco a poco, día a día y noche a noche".
El capítulo de las emociones, fundamental en cualquier libro de crianza respetuosa, nos recuerda que los adultos estamos demasiado acostumbrados a la contención y pretendemos imponérsela,porque es lo que vivimos en nuestro mundo, siempre reprimiendo lo que sentimos, poniendo etiquetas a las emociones "buenas" o "malas". El niño aprenderá con el tiempo a canalizarlas, pero reconoceremos que cuando las reprimimos al final nos perjudicamos a nosotros mismos, de modo que no las limitemos, dejemos que las exprese.
"Todas las emociones son naturales y representan una guía de nuestro estado emocional. Nos permiten sentirnos y sentir al otro y tratar de buscar salidas satisfactorias a nuestras necesidades. En definitiva, la ausencia de agresividad natural (ira funcional) no es sinónimo de paz, sino de aislamiento, falta de contacto y represión emocional".
Entender que nuestros niños nos cuenten por la noche las cosas que han vivido durante el día no es por capricho, o por no querer irse a la cama, sino porque es el momento en que llegan a él los recuerdos, sin duda ayuda a que no entremos en la eterna "pelea" de mandarlos a la cama y no escuchar lo que nos quieren decir. La mejor solución, adelantar un poquito la hora de dormir y darles ese margen para que nos cuenten. Y añado, y para disfrutar un ratito charlando con ellos.
Si una mascota o un ser querido fallecen y el niño tiene menos de cinco años, no debería sorprendernos que nos preguntara por ellos pasadas unas horas o unos días. A esta edad no entienden que algo sea "para siempre", el concepto de "irreversible", y esto nos ayudará a acompañarles en un momento duro para ellos, y a entender sus preguntas, que desde una perspectiva adulta pueden ser ilógicas o repetitivas.
No olvidemos que cuando se produce una pérdida, los niños también sufren, también necesitan elaborar el duelo y no que se les obvie, se les aísle o se les mienta diciendo que el abuelito se fue de viaje pensando que se va a olvidar porque no es así.
En el libro encontraremos muchos otros temas del día a día que nos ayudarán a gestionar mejor la relación con nuestros hijos. No nacen con un manual de instrucciones bajo el brazo, y ningún manual o guía dirigida a padres lo es. Cada cual conoce a su hijo mejor que cualquiera de fuera, pero sin duda en este tipo de lecturas encontraremos luz a muchas dudas y explicación a planteamientos o actuaciones de nuestros hijos en edades tempranas. Os animo a que dediquéis unas horas a aprender un poquito de profesionales como Yolanda González, estoy segura de que os valdrá de mucho hacerlo.
Un libro que nos ayuda mucho. Aunque a mí ahora me hace falta uno que me ayude a comprender a los niños en la edad del pavo...
ResponderEliminarBesotes!!!
Pues seguro que sí, a mucha gente le servirá de ayuda porque, como bien dices, los hijos no vienen con un manual de instrucciones...
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