miércoles, 1 de febrero de 2017

OPEN. MEMORIAS DE ANDRE AGASSI

Open, el libro de memorias de Andre Agassi salido de la pluma de J.R. Moehringer, ha sido mi gran sorpresa lectora de los últimos meses. 
No soy nada mitómana, pero eran tantas las personas que me recomendaban esta lectura, que me animé a ir a la biblioteca y leerla. 
Recuerdo los años en activo de Agassi, por aquel entonces seguía mucho el tenis, disfrutaba de una generación de tenistas realmente espectacular, entre los que claro está figuraba él. 
La imagen que tenía del jugador ha cambiado muchísimo desde que leí este libro. Él mismo lo reconoce, se da cuenta de que la imagen que da no es lo que realmente es:

"Si dispusiera de tiempo, si pudiera pensar un poco más antes de hablar, les diría a los periodistas que estoy intentando averiguar quién soy, pero lo que sí tengo entre tanto es una idea bastante aproximada de quién no soy. No soy mi ropa, y, sin duda alguna, no soy mi juego. No soy nada de lo que el público cree que soy. Ser de Las Vegas y llevar ropa estridente no me convierte automáticamente en un showman". (pág. 147)

¿Y quién es Agassi? Su historia empieza cuando toca por primera vez una raqueta con 3 años, con la obsesión de su padre por tener un hijo que fuese el número uno del tenis mundial, daba igual lo que él quisiera hacer, ese era su objetivo y a él dedicaría todo su esfuerzo.

"Tengo siete años y estoy hablando solo, porque estoy asustado y porque soy la única persona que me escucha. Entre dientes, susurro: déjalo ya, Andre, ríndete. Suelta la raqueta y sal de esta pista, ahora mismo. Entra en casa y cómete algo bueno. Juega con Rita, con Philly, con Tami. Siéntate con mamá mientras hace punto o completa un puzle. ¿A que suena bien? ¿A que te sentirías en la gloria, Andre? Dejarlo, sin más. No volver a jugar al tenis en toda tu vida". (pág. 40)

Odia el tenis, odia esa sensación de estar horas y horas bajo el sol peloteando mientras los niños de su edad se divierten, odia esa soledad en la pista, la lejanía de la familia. Con 14 años abandona los estudios para dedicarse en cuerpo y alma a ese deporte que no siente como suyo, pero tiene la impresión de que no sabría hacer otra cosa. Sin embargo Andre madura, consigue no sin dificultad, sortear los obstáculos que encuentra en su carrera y en su vida y dar la vuelta a la tortilla: el tenis es un medio, es el medio de hacer que otras personas vivan mejor, que mi familia esté mejor, le da muchas cosas buenas a las que no quiere renunciar, pero a diferencia de otros tenistas, el tenis no se convierte en su vida.

"No siento que Wimbledon me haya cambiado. De hecho, me siento como si me hubieran hecho partícipe de un secreto sórdido: ganar no cambia nada. Ahora que he ganado un Grand Slam, sé algo que se permite saber a pocas personas en este mundo: las victorias no nos hacen sentir tan bien como mal nos hacen sentir las derrotas, y las buenas sensaciones no duran tanto como las malas". (pág. 208)

Aprovecha sus contactos para recaudar fondos y crear la Andre Agassi College Preparatory Academy, donde se da una oportunidad a niños de familias desfavorecidas para poder estudiar y decidir qué quieren ser. Encuentra a esa mujer en la que apoyarse, a la que admira, que entiende su mundo, que está siempre y de forma incondicional, tiene hijos, quiere ser un padre implicado, responsable, para todo ello quiere jugar hasta que pueda, hasta que el cuerpo aguante.

"Varios deportistas deportivos reflexionan sobre mi transformación y esa palabra me desagrada. La considero inexacta. Una transformación es un cambio de una cosa a otra, pero yo empecé con nada. Yo no me he transformado, sino que me he formado. Cuando entré en el mundo del tenis, era como la mayoría de los críos: no sabía quién era y me rebelaba cuando los mayores me decían quién era. Creo que los mayores cometen constantemente ese error con los jóvenes: los tratan como productos acabados cuando, de hecho, están en proceso". (pág. 454)

En el libro hay partidos, hay momentos buenos y malos, relaciones personales con sus parejas, su familia y su entorno profesional, pero sobre todo hay alma, J.R. Moehringer ha ido más allá del tenista, ha profundizado en la persona, en su evolución a lo largo de los años, en su filosofía de vida, sus valores, prioridades, y nos muestra que aquel chico de Las Vegas de pelo raro con colores chillones es un ser humano con un corazón enorme, que ha querido devolver con creces lo que la vida le ha regalado. Alguien admirable.
Una lectura que os recomiendo muchísimo, la he disfrutado enormemente.

7 comentarios:

  1. No es un personaje que me llame mucho, pero viendo cómo lo has disfrutado, me haces dudar ahora...
    Besotes!!!

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    1. Aunque no te llame el personaje, que a mí tampoco me llamaba demasiado, la lectura vale mucho la pena. ¡Besos!

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  2. Pues fíjate que esto de la mitomanía tampoco es lo mío, pero lo que has contado del libro me llama muchísimo.

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    1. Estoy segura de que te va a gustar Espe, está tan bien contado...

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  3. A mí también me gustó, gracias!

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  4. Retomar la lectura de un libro de memorias,(si mal no recuerdo, allá por mi adolescencia...), con Andre Agassi, será una compañia estupenda estos días.

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    1. Anímate, está fenomenal y se descubre a un Agassi totalmente diferente. ¡Besos!

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