domingo, 5 de junio de 2011

HOTEL MONUMENTO SAN CLODIO, TRANQUILIDAD ABSOLUTA


A mediados del mes de mayo tuvo lugar una competición deportiva en el ayuntamiento orensano de Leiro. Mi marido quiso participar, y dado que teníamos que desplazarnos un par de horas desde casa y la salida era muy temprano, buscamos alojamiento para ir el día anterior.
Siempre que podemos, viajamos con nuestro perro, así que todos los establecimientos de la zona que no lo admitían (la inmensa mayoría, como siempre), quedaron descartados. Otros estaban ya completos y nos quedaba sólo este. La idea era pasar un par de noches, pero dado el precio, sólo pasamos una, pero la experiencia fue fabulosa, mi primera vez en un antiguo monasterio y espero que no sea la última.


EL ESTABLECIMIENTO


El hotel es pequeño, con solamente 25 habitaciones. Se encuentran en la primera planta, sobre la zona cubierta de los dos claustros que conserva el monasterio, uno medieval y otro barroco. Se puede acceder a pie o en ascensor. Los pasillos son muy austeros, como cabría esperar y además me gustó que así fuera.

La habitación impresionante, enorme y con unos techos que medían no menos de cuatro metros de alto. De decoración sencilla que resaltaba la nobleza del edificio. Para el niño nos pusieron cuna y cama supletoria, el armario tenía seis puertas... vamos, que problemas de espacio no teníamos.
En el cuarto de baño las proporciones también eran generosas, al igual que los amenities.
La ventana de nuestra habitación tenía vistas al campo, a una zona por la que pasa un pequeño río y es bastante frondosa. Se respiraba paz y silencio.

En Recepción fueron muy agradables y al llegar nos proporcionaron un dossier con información sobre el hotel y las excursiones y puntos de interés cultural en los alrededores. No es en absoluto frecuente este detalle, me gustó mucho.
En cuanto al edificio en conjunto, lo único que puedo decir es que es una verdadera maravilla, bien restaurado, perfectamente mantenido y una gozada pasearse por él. Me hubiera gustado poder acceder a la iglesia y las salas nobles, pero estaban cerradas. Seguro que lo hubiera pedido de haber estado un par de días, en fin, para otra vez...



LAS COMIDAS



El desayuno del hotel es muy abundante, con panes caseros, fiambres, revuelto o huevos si se desea, fruta fresca, zumo de naranja natural... La única pega que yo le pondría es que es servido a la mesa, con lo cual resulta un poco incómodo.

Cuando estuvimos nosotros, desayuné yo sola con mi niño porque mi marido ya estaba compitiendo y con todo lo que nos pusieron casi no nos revolvíamos en la mesa, hubiera preferido ir cogiendo yo lo que me apeteciese poco a poco, pero bueno, no deja de ser una apreciación personal y quizá para otros huéspedes sea así más cómodo.
El restaurante del hotel (donde se hacían también los desayunos) ofrece una cocina de mercado, con una carta escueta y una selección de vinos españoles y mucha presencia de la DO Ribeira Sacra, como era de esperar, por la situación del hotel.
Se ofrecen entrantes calientes o fríos, sopas, ensaladas, tablas de quesos, jamón... y como platos principales, pescados y carnes: lubina, bacalao, rodaballo, ternera gallega, cordero, cochinillo... Los postres son caseros y con presencia de clásicos gallegos como las filloas.

Nosotros cenamos aquí porque estábamos bastante cansados y aunque justo enfrente del hotel había un pequeño restaurante con muy buena pinta, lo cierto es que hacía tanto frío por la noche, que preferimos la comodidad de quedarnos aquí y disfrutar un poquito más de este lugar con tanto encanto.
Pedimos una crema de trigueros para el niño, que le encantó, y nosotros tomamos una tabla de quesos y una ensalada con langostinos que estaba fabulosa y con un tamaño excelente para dos. De postre, unas filloas de lo más originales, con crema de queso de tetilla y nueces caramelizadas, muy buenas. Nos atendieron muy amablemente y el ambiente era muy tranquilo, había cuatro mesas ocupadas, las otras tres por parejas, así que de lo más relajado.


SITUACIÓN DEL HOTEL


Es un hotel al que sólo se llega con vehículo propio, un lugar perfecto para descansar, pasear por sus jardines, disfrutar de la piscina en verano, hacer alguna ruta de senderismo o visitar las poblaciones próximas, como Ribadavia y regresar a la tranquilidad y el sonido de los pájaros por las mañanas. Fantástico si esto es lo que os gusta.

1 comentario:

  1. La verdad es que sí, lo de que te sirvan el desayuno es un poco agobiante.

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