LA KAMIKAZE. MAYTE CARRASCO

Hace ya unas semanas terminé de leer la primera novela de la periodista Mayte Carrasco, de la que en su propia web podemos leer que además de analista y profesora, es reportera de guerra freelance, habiendo cubierto la guerra civil de Libia, la revolución egipcia, la guerra en Chechenia e Ingushetia, los secuestros y el terrorismo de Al Qaeda en el desierto del Sahel, la guerra entre Rusia y Georgia o el conflicto de Afganistán. 
También fue corresponsal en Francia y Rusia.


LA KAMIKAZE


La historia nos lleva hasta Afganistán, donde una reportera de guerra, Yulia, trata de olvidarse de su reciente fracaso matrimonial en un lugar en el que seguro hay muchas historias que contar y poder subir algunos peldaños en la profesión.
En Kabul, Yulia descubre una sucia trama de corrupción en la que diplomáticos y nada menos que el Escuadrón de la muerte hacen tratos para beneficio de ambos y siempre en perjuicio del pueblo afgano, el gran castigado en la guerra y fuera de ella.

Yulia ha encontrado una gran historia, pero sacarla a la luz supone no solamente arriesgar su vida, sino también la de otros compañeros de profesión y el traductor que la ayuda a moverse por el país...



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En esta ocasión me he encontrado con una novela negra entretenida, con una fácil lectura y con fondo, mucho fondo detrás. Mayte Carrasco, demuestra a través de este libro dos cosas: que sabe escribir y que es una periodista comprometida con su profesión y con aquellos que sufren en sus carnes las decisiones políticas de otras naciones, el lector además de pasar unos días entretenidos con una trama de corrupción que podría ser perfectamente real, o incluso peor, viendo lo que está saliendo últimamente, nos da a conocer dos realidades, por un lado el día a día del pueblo afgano y por otro la vida del periodista de guerra, que muchas veces se encuentra entre dos aguas y otras tantas sufre la falta de rigor y profesionalidad de algunos compañeros:

"La información se ha convertido en pura mercancía y hay mucho periodista vendido a los partidos políticos. No hay confianza y la gente busca otros medios para informarse. Eso es lo que pasa. Quedan pocos periodistas comprometidos con la profesión" (pág. 34).


Sin embargo su protagonista (y estoy segura de que ella misma también), antepone lo que es más importante: sabe que a través de ella puede llegar el mensaje, puede abrir una ventana al mundo para enseñar lo que está pasando entre el pueblo afgano y sólo por eso las cosas valen la pena...

"... en el fondo siento que participo de algún modo en esa pantomima. No me queda otra. Me consuelo pensando que al menos ponemos nuestro granito de arena para que la gente sepa qué pasa en esta esquinita del mundo, aunque sólo sea lo malo o gracias a la pierna olvidada de un suicida". (pág. 86)


En la novela podemos leer en boca del traductor de Yulia en su español con lengua de trapo un mensaje muy importante:


"Eres tú como los americanos (...) no escuchan. Cuando nuestro Masoud dijo a todos que agárrense sinturones antes del onse de septiembre, todos rieron, pero él sabía (...). Los soldados aquí y muchos muertos (...). No escuchan. Se irán y todo igual. Hasen su propia guerra, no la nuestra" (pág. 215)


El final del libro es toda una declaración de intenciones de la escritora y ojalá sus deseos se cumplan...


"Se marchará la OTAN y buena parte de la ayuda internacional y Afganistán volverá a sumirse en tiempos oscuros. No quiera Allah que así sea. Por todos los Nur y los Nasir, los humanitarios, los periodistas y los soldados que se han dejado la vida allá. 
Que la vida sonría a los afganos y la muerte se aleje. Inshallah" (pág. 256)


Una lectura que no deja indiferente, no podemos permanecer impasibles ante el sufrimiento de inocentes por guerras que no son suyas y en las que casi siempre está el dinero en primer plano.
Aconsejable novela que mueve conciencias a la vez que entretiene al lector, no la dejéis pasar.