Esta Semana Santa teníamos previsto hacer una ruta por la Ribeira Sacra, aunque finalmente una avería en el coche nos dejó con la miel en los labios y la única visita del día a San Pedro de Rocas, un lugar que me parece mágico, muy especial, con un magnetismo que se encuentra en pocos sitios y que transmite mucha paz al visitante.
Desde la ciudad de Ourense estamos a 18 kilómetros por una carretera con bastantes curvas pero buen firme y hemos de seguir en un principio las señales que nos indican Ribeira Sacra Sur y que más adelante ya nos irán marcando San Pedro de Rocas más concretamente. Fijándonos un poco no es difícil llegar hasta aquí.
Cuando nos acercamos, tenemos un pequeño ensanchamiento de la carretera que posibilita aparcar, aunque si el día que nos acercamos hay mucha afluencia, se quedará pequeño enseguida. A primera vista tenemos una pequeña explanada de piedra y un muro, que se corresponde con el pequeño centro de interpretación, abierto recientemente, por lo que hemos de caminar unos metros para descubrir lo que se esconde detrás de este muro granítico, que es nada menos que uno de los monumentos cristianos de más antigüedad de nuestra tierra. Se tiene constancia, gracias a las letras grabadas en una de las lápidas, de que la fundación de este monasterio se remonta al año 573, aunque poco se conserva de aquella construcción inicial.
Tras pasar el centro de interpretación, en el que se nos facilita información de la zona y se vende una selección de productos artesanales y gastronómicos, el acceso a la capilla es gratuito, aunque para verla bien hemos de introducir un euro para que se ilumine durante unos minutos, suficientes para la visita al ser un lugar de pequeñas dimensiones. A la derecha, un sepulcro en piedra bajo un arco, un pequeño arco de factura románica, al frente el altar con un cristo de madera y a la izquierda restos de pinturas murales, que apenas se veían por la humedad acumulada en el metacrilato que las protegía.
Lo más llamativo y característico de este lugar lo encontramos en sus sepulturas antropomorfas, situadas en el atrio y en todo el suelo de la iglesia, excavados en la propia roca.
En el exterior de la iglesia lo más llamativo y característico lo encontramos en el hecho de que la espadaña está situada en una roca muy alta, de casi 20 metros de altura, en la que se hizo un hueco para permitir el paso y que como se puede apreciar en la fotografía que he puesto, resulta de lo más original. Data del siglo XV y es obra de Gonzalo de Penalba.
Pasando a través del hueco de esta roca accedemos a mano derecha al reducido cementerio, en la actualidad vacío, y a continuación podemos recorrer un pequeño sendero en suave pendiente que nos lleva a la Fuente de San Benito. El entorno es fabuloso, con unas vistas impresionantes, el rumor del agua y las hojas del otoño crujiendo bajo nuestros pies. Una visita ineludible y que os recomiendo en cualquier momento del año, no os defraudará.
Precioso lugar, que me encantaría conocer. Lástima que el coche os fallara :-)
ResponderEliminarUn beso shakiano!!!!
Pues sí, la verdad, una pena... pero queda pendiente la excursión, estamos a un par de horitas en coche. Bss
EliminarQue maravilla de sitio, es de esos que merecen la visita aunque no hagas otra cosa en todo el día. Original la forma que tienen de cobrar para que veas algo, aunque el precio está claro que es inferior a la entrada que te pudieran cobrar. No sé el beneficio que le hará el metacrilato a las pinturas que supuestamente protege si se condensa de esa manera la humedad tras él. Besos.
ResponderEliminarEs un rincón maravilloso! Lo del metacrilato lo pensé también... no lo entiendo mucho, la verdad, chorreaba agua...
ResponderEliminarQué bonito! vistas impresionantes, rumor de agua, hojas crujiendo, me ha dado una envidia!! :) gracias por estos paseos, aunque sean virtuales. Besos
ResponderEliminarGracias guapa, me encanta que te gusten nuestros paseos!! Besos
ResponderEliminarLa verdad es que Galicia es una tierra mágica, llena de rincones maravillosos :)
ResponderEliminarQué voy a decir yo... ;)
Eliminar¡¡¡Qué chulooooooo!!!
ResponderEliminarEs fantástico! Bss
EliminarDesde luego que habría que visitarlo. Es un paraje que me recuerda al monasterio de Toxosoutos, en San Xusto. Son lugares que da gusto adentrarse en ellos y olvidarse del mundanal ruido. Bss.
ResponderEliminarSi no lo conoces, es altamente recomendable, y no está nada lejos!! Bss
EliminarEstuve allí en septiembre pasado, un lugar muy especial que me encantó.
ResponderEliminarBesos