miércoles, 23 de enero de 2013

COCIDOTRIP by Mario

Me despierto y como todas las mañanas pregunto: "Mamá ¿es de día?" Y mamá me contesta: "Pero Mario, es más temprano que cuando te levantas para ir al cole y hoy es sábado, descansa un poco más...". En fin, mamá es mayor, pero a veces hay que explicarle todo, así que le digo que estoy excitadísimo porque es mi santo y me quiero levantar. Al final nos levantamos todos, claro, porque me da una rabia tremenda ser el único que no está en la cama, me gusta mucho que toda la familia entera esté en pie cuando yo lo estoy.
Mamá y papá me felicitan y como mamá me ha prometido que iremos a la librería a comprar el libro que yo quiera, me recuerda que tengo que desayunar rápido ¡como si fuera tan fácil! Al final tuvimos que salir a toda prisa porque parece que me entretuve más de la cuenta, porque claro, no es sólo desayunar, mis cereales hacen carreras, se tiran en plancha al Colacao, las galletas luchan entre ellas y claro, se tarda más que en comer y ya está, como hacen los mayores.

Fuimos a toda prisa a la librería y pude elegir un libro de los Xunguis que mola muchísimo, y además mamá me dejó llevarlo con la mochila llena de juguetes a Lalín. No estoy nada convencido, eso de irnos a un sitio lleno de mayores me parece un rollo, pero mamá me dice no sé qué de no quejarme si no sé si me lo voy a pasar bien, que vamos a ver cómo se hacen los quesos y cosas que sabe que me van a gustar, pero eso de que no haya niños...
Llovía muchísimo y papá tenía que sujetar muy fuerte el volante. Mamá iba con el móvil encendido mandando mensajes a no sé quién, a esos amigos que dice que tiene, no sé, un tal Tuiter y otros que no conozco. La pantallita esa que dicen papá y mamá que nos dice cómo llegar a los sitios creo que no tenía claro a dónde íbamos, porque llegamos, nos bajamos los tres, fuimos corriendo a una plaza y resulta que no era. Me enfadé muchísimo y le dije a mamá: "¿Por qué tenemos que venir a este sitio donde se me congelan las manos y la cara?" Claro, sin guantes ni nada... Mamá está nerviosa, dice que llegamos tarde, que le va a mandar un mensaje a no sé quién para ver a dónde hay que ir. Al final llegamos y resulta que el sitio era una cafetería. Me agarré a mamá y le dije que no conocía a nadie, así que me presentó a casi todos los mayores. Un tal Javi que tenía barba quiso jugar con mis juguetes en la barra del bar ¡algunos adultos molan! Pude pedir un zumo y ya empezó a gustarme este día de mi santo.
Nos volvimos a subir al coche y con nosotros venía una chica. Le enseñé mi libro y creo que le gustó mucho, no me sorprende, es genial!
Llegamos a un sitio en el que tuvimos que disfrazarnos todos de samurais blancos ¡una flipada! Hasta los mayores se disfrazaron. Mamá decía que no, que no éramos samurais, pero yo sé que sí, lo que pasa es que mamá es un poco aburrida. Una chica empezó a contarnos cosas de chorizos y carne y cuando pregunté por los quesos todos se echaron a reír. Debe de ser que no sabían que nos iban a enseñar cómo se hacían los quesos.
Lo que más me gustó fue una máquina que parecía que hacía magia, porque una chica metía una bolsa con carne llenita de aire, tapaba y cuando levantaba aquella tapa tan grande todo el aire había desaparecido, increíble, yo no quería irme de allí, pero vino un chico y dijo "Matiba, hay que irse", no pregunté por qué a mamá la llamaban así, pero está claro que hay cosas que hacen los mayores que son muy, muy raras.

Me entró el hambre y le pregunté a la chica si a los visitantes les daban de comer. Me contestó que sólo a los que se portaban bien. Jo! Me estaba portando genial y tenía hambre, qué rollo... Menos mal que había otra chica, una de las samurais, que tenía una mochila con una chocolatina y me la dio, pero claro, el agujero de mi estómago era tan grande que seguía teniendo hambre.
Por fin bajamos y se terminó la visita, pero tuve que apartar a varios mayores para llegar a la comida, se ve que no era el único con ganas de comer. Comí un montón de cosas riquísimas, no sé qué eran, pero estaban muy buenas y me hice amigo de un cerdito que se llamaba Porky. Él sólo habló conmigo, dice mamá que seguramente sólo habla con los niños. Vino un chico a sacar fotos y me puse con él, fue genial, me encanta que me saquen fotos!
Vuelta al coche y otra vez aquella chica tan simpática con nosotros. El camino fue más largo, un poco rollo, pero al llegar flipé: Una nevera enorme llena de cosas que me encantan, queso, membrillo, miel, quería comérmelo todo, pero había que sentarse a ver un vídeo. Me encantó, hasta me cambié de silla para verlo más cerca, pero lo mejor fue que luego nos trajeron dos bandejas llenas de trozos de queso, hummmm, me llené las dos manos y luego hasta repetí, la señora que nos regalaba el queso decía que era muy sano y que sus nietos también comían mucho, hasta pude darles a Epi y Blas un trozo.
Nos llevamos el queso que me gustó para comerlo en casa y luego nos llevaron a una cafetería. Mamá me dejó sacar a pasear a Cuco, el pobre llevaba toda la mañana en casa y seguro que tenía ganas de hacer pis, me senté en una mesa yo solo a cuidar de mi perrito.
Cuando los mayores terminaron fuimos al restaurante del cocido. Yo ya estaba un poco cansado, pero resulta que cuando me senté me dieron una bolsa enorme de chuches y había un cerdito de peluche blandito al que me encantó abrazar, era tan suave...
Llegó la sopa, pero estaba muy caliente. Mamá sopló, pero ya no me apetecía comer mucho, me tomé dos cucharadas porque la sopa me gusta, y luego quise descansar un poco. Había una especie de banco blandito y me podía tumbar y todo. También estuve saludando a los mayores de la mesa, que eran un montón y todos se sabían mi nombre.
Le dije a mamá que yo quería pasar directamente al postre y me dijo que vale, seguramente porque como era mi santo yo podía hacer lo que quisiera, cómo mola estar de santo.
De repente llegó una señora con una bandeja llena de postres riquísimos y mamá en vez de dejarme comerlos, le dice a papá que me sujete, que hay que hacer una foto ¡dichosa foto! Siempre que vamos a comer a algún sitio hay que esperar a la foto, para un tal blog, que no sé para qué las quiere porque total sólo tiene dos años y no sé qué hacen los bebés de dos años con las fotos... No entendí nada, sólo que papá me
agarró y que mamá y una chica que tenía enfrente se morían de la risa, no sé, cosas de mayores.

Luego el chico del jersey azul que mamá me dijo que se llamaba Javi me llamó algo así como dedo inocente. Yo no sé qué es eso de inocente, pero no me lo supieron explicar. Da igual, resulta que tenía que ir porque había un sorteo, pero lo divertido no era eso, lo guay es que este chico y el del jersey de rayas que mamá dijo que hablaba por la radio se pusieron a hablar por las copas. Me fui a coger mi vaso, claro, no iban a jugar ellos solos! Lo pasé genial, no sabía que estar con tantos mayores fuera tan divertido. Empezaron a repartir regalos y el que nos tocó me gustó bastante, pero el mejor no fue para nosotros, yo quería ir a la radio, pero mamá dice que no puedo porque no soy capaz de estar callado una hora entera. Estuve practicando, seguro que lo consigo, pero no consigo convencer a mamá.
Al final de los premios y los aplausos nos colocamos para hacer una foto y se me ocurrió una canción genial que me inventé para ese día. A todos les gustaba mucho porque se reían, pero mamá se empeñó en que cantar más de diez minutos seguidos molestaba y no paraba de decirme que me callase, pero me lo estaba pasando tan, tan bien...
Como ya era de noche nos marchamos, aunque hubo gente que se quedaba. En el coche venían un chico y una chica, pero se bajaron enseguida, qué pena, con lo que me gusta a mí hacer nuevos amigos. Llegamos a casa muy cansados, pero me gustó mucho este santo tan especial. El domingo por la mañana desayunamos cosas que nos habíamos traído y mamá me puso en la radio al chico aquel que hablaba por la copa... Jooooo, mami, por favor, te prometo que voy a conseguirlo, puedo estar una hora callado, llévame a la radio!

11 comentarios:

  1. Jooooo, mami, por favor, te prometo que voy a conseguirlo, puedo estar una hora callado, llévame a la radio! Mario es la bomba, agotador por momentos para ti pero no me digas que no se te caen las "babitas" cuando se convierte en estrella en el CocidoTrip. Esto niño nos lleva a Hollywood!! BESOSSSSSSS

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    1. Es tremendo, y desde luego que fue la estrella total! A ver si nos retira, jejeje

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  2. Me encantó el relato de Mario, y sintiendolo mucho me rechifló más que el tuyo!! jajajaja Que bonito y divertido es todo a través de los ojos de un niño! Que envidia sana me das, a ver si para cuando tenga yo los mios soy una mami tan especial y original como tú! Un besazo guapa! :-)

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    1. Gracias Marta, el especial ya has visto que es él y no me sorprende que te guste más su relato, con diferencia es mucho mejor!! Besotes!

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  3. Me ha encantado este blogtrip desde los ojos de tu nene. Al final se lo pasó en grande, eh? Consiguió hacerse con el cerdito? Porque bien merecido se lo tenía si era su santo. Me ha encantado esta forma de hacernos llegar vuestras experiencias en el blogtrip, Mati.
    Bikos!!

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    1. No veas cómo se lo pasó, estaba como una moto! Ahora ya verás que cuando se organice algo me van a preguntar "¿viene Mario?" :D Besos guapa!

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  4. Precioso, Inés. Digno de una gran lectora. Un abrazo!

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  5. Muchas gracias Edurne, de corazón. Muuuuuacks!

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  6. Yo me parto con Mario, jajajaja.

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  7. jajjajaj que ven o pasáchedes,mimadriña e que ven acompañada te vexo! O teu neno é un amor!Que se faga un blo xa!

    Jose Comeefala esta en tódolos saraos, e vexo que estan Javi e Gemmma, jajaja, non sabia que os coñecías!

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