Como ya sabéis, soy un ratón de biblioteca, me encanta pasearme por las estanterías, descubrir nuevos títulos... Casi siempre voy por algún motivo, con algún libro en mente, pero es raro que no salga con algún "extra" que me haya llamado la atención. No siempre acierto, obviamente, pero esta vez me encontré con un autor al que no conocía y un breve libro que me entró por los ojos, con una portada de unas ruinas alemanas que me parecieron de lo más evocadoras, junto con un título muy sugerente...
Andrés Ortega hasta hace pocas semanas era para mí un absoluto desconocido, y llegué a su obra sin saber nada de él. Ahora, buscando información para ofreceros esta reseña, poco he podido encontrar. Es el periódico El País el que nos ofrece una breve información sobre él y nos comenta que ha sido corresponsal de este diario en Londres y Bruselas, editorialista, columnista y autor de varios ensayos sobre política. Sin Alma es su primera novela, pero parece que le ha gustado la experiencia porque en una reciente entrevista comenta que se lanzará a una segunda, con temática política. Estaré atenta.
SIN ALMA
En las 112 páginas de esta novela encontraremos más una reflexión contextualizada que una historia al uso, con su trama y su desenlace, de hecho el propio autor la denomina novela ensayística.
Nos situamos en el año 1948, en el momento en que fallece un afamado neurólogo discípulo de Ramón y Cajal que ha tenido el atrevimiento de reflexionar sobre temas que en la España de aquel entonces no se podía, como la imposibilidad de demostrar que el ser humano posea un alma inmortal.
Los herederos del profesor quieren que se reconozca su labor y que se publiquen sus obras, sobre todo una llamada La Hipótesis, pero irán dándose cuenta de que tanto por parte de la iglesia como por parte del poder político resulta un tema del que no se quiere ni tan siquiera oír hablar y la población no se siente libre en absoluto, ni siquiera tienen libertad para pensar o poner en duda algunos de los dogmas aprendidos.
Vamos conociendo un poco más la obra del profesor, las dificultades para publicarla y en consecuencia situándonos en el ambiente imperante en el país en aquel momento.
En la entrevista que os comentaba antes en el diario El País, Andrés Ortega comenta que esta novela "Es un intento de conciliar las dos culturas, las humanidades y las ciencias, algo que de nuevo está muy presente en la actualidad con los nuevos descubrimientos en torno a la neurociencia".
Afirma también que los personajes que retrata son inventados, pero basados en personajes reales, incluso en personas muy próximas a él, además de ciertos toques biográficos.
Podría parecer que este libro que os describo sea un latazo, pero nada más lejos de la realidad, es realmente agradable de leer, está francamente bien escrito y sus páginas invitan a la reflexión sobre ese diálogo tan complicado entre la ciencia y la religión y un breve encuentro con un momento bastante oscuro de nuestro país. Os llevará muy poco tiempo leerlo y lo encuentro muy recomendable. Sin duda una lectura muy diferente a lo que os traigo habitualmente, pero me ha dejado muy buen sabor de boca y me ha hecho pensar bastante.
Algunas frases
"El profesor pensaba que podía haber algo de genético, cerebral claro, en el sentido religioso de los seres humanos, en el vértigo ante la nada" (pág. 33)
"La religión tiene una alta carga emocional. Así lo pensaba el Profesor y estaba en lo cierto. El ejercicio de los ritos, también. El rezar antes antes de comer, agradeciendo a dios lo que está en la mesa, vincula la experiencia religiosa con el placer de comer" (pág. 38)
"Los católicos, en principio y si no querían incurrir en pecado o incluso en excomunión automática, necesitaban permisos especiales de las autoridades eclesiásticas para poder leer esos libros incluidos en el Índice" (pág. 73)
"Como en toda religión, el cristianismo ha adaptado sus ciclos al paganismo anterior y éste a los de la propia naturaleza" (pág. 91)
"La Teología no es sino el intento de dar apariencia de razón a lo que no es más que fe. Fe ciega. Se cree o no se cree, como dice usted Aljimiro. Es una forma de racionalizar lo irracional. Lo que acaba siendo irracional a su vez, aunque bajo otra pátina. Y pese a su nombre, el principal sujeto de la teología cristiana no es tanto dios sino la vida eterna" (pág. 94)
A mi también me llamó la atención este libro, aunque en mi caso supe de él por una entrevista en la radio. Me agrada que te haya gustado, porque parece muy interesante.
ResponderEliminarUn beso.
Realmente lo es, anímate!! Besos!
ResponderEliminarA ver si me animo con él, que me has picado la curiosidad...
ResponderEliminarPues hazlo, que es chiquitín y se lee en un tris!
EliminarNo me sonaba de nada este libro. Y desde luego, por lo que cuentas, pinta muy bien. Me gustan estos libros que invitan a la reflexión, que hacen trabajar un poquito al cerebro. Así que apuntadito me lo llevo.
ResponderEliminarBesotes!!!
A mí también me gustan este tipo de lecturas de vez en cuando, además es una lectura que no se hace nada pesada. Besotes
EliminarEsto me suena a un hallazgo, pues también me lo llevo apuntado, suena interesante y Ramón y Cajal siempre ha sido un personaje histórico del que me ha gustado saber. Besos
ResponderEliminarPara mí ha sido todo un hallazgo desde luego. De todas formas te diré que el espíritu de Ramón y Cajal está presente, pero de forma muy leve. Besos
EliminarEn algún momento este diálogo entre ciencia y religión parecía difícil. Hoy simplemente parece imposible
ResponderEliminarSí, Pedro, y por desgracia no es el único diálogo que hoy por hoy parece imposible... Bss!
EliminarCreo que me lo llevaré apuntado. No conocía de nada esta novela y pinta más que bien.
ResponderEliminarUn beso shakiano!!
Vale la pena! Desde luego es para estar atentos a este escritor, es una gozada leerle y nada pesado. Besotes!
EliminarHola, Matiba.
ResponderEliminarEs cierto que la portada resulta más que atractiva e induce a pensar en por qué la elección considerando tu sinopsis. Personalmente, la ilustración me recordó un poema inglés La abdadía Tintern de William Wordsworth, una vez que leí tu observación acerca de que se trata de una ruinas alemanas. Ya Words. y otros románticos de la época cargaan con esta preocupación acerca de la (aparente) irreconciabilidad entre la ciencia y la región, quizá de allí provenga la conexión.
En fin ... sin dudas que me quedo muy intrigada con este libro. Veré si es factible conseguirlo por acá. ¡Saludos!
Veo que no soy la única a la que llama la atención la portada... Lo cierto es que una buena portada, elegida con criterio, hacen muchísimo por un libro, y vicecersa... me apunto el poema que me comentas, no lo conozco. Abrazos!
EliminarSi fuera por mi...no me hubiera animado, pero viendo que no es un latazo xD creo que puedo animarme.
ResponderEliminarUn beso!
Es que realmente podría ser un ladrillo, cortito pero un ladrillo, y para nada!! Besos
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