LOS ABETOS. NIGRÁN

Tras nuestro breve paso navideño por Braga, en el viaje de vuelta decidimos poner la guinda final acercándonos hasta Nigrán en un precioso día de invierno y cómo no, acercarnos hasta el restaurante Los Abetos, nuestro favorito en la zona desde hace ya tiempo, cuando lo descubrí buscando un buen establecimiento para un grupo de empresarios hace ya lo menos quince años... Ha llovido, sí!
Una gran casa de piedra rodeada de jardines y con aparcamiento nos recibe al llegar. Ojo a la entrada, el establecimiento está ubicado en una curva en la que hay que prestar atención, la carretera está muy transitada, aunque tenemos un pequeño carril intermedio para poder esperar y meternos hacia él.

A pesar de sus dimensiones, con capacidad para más de 200 comensales, este restaurante resulta muy acogedor, mérito un agradable ambiente rústico con presencia de maderas nobles, tirando más hacia un estilo castellano que gallego. El espacio no es diáfano, lo que ayuda mucho también a dar confort al restaurante, podemos instalarnos en la galería, pedir un reservado o sentarnos en la zona más próxima al aparcamiento.
Los fines de semana, o si algún comensal lo ha solicitado, podemos ver a través de una cristalera, cómo se elabora la carne al ruedo. Resulta impresionante ver las piezas enteras de cordero, cerdo... dispuestas en un cilindro giratorio que lentamente las va asando.

ÑAM, ÑAM, ÑAM

Nuestro recorrido gastronómico comenzó con la llegada a la mesa de un sencillo aperitivo, para pasar luego a una ración de almejas a la marinera absolutament3e memorable, por el tamaño de las almejas y lo sabrosas que estaban. El plato fuerte, parrillada para dos acompañada de patatas y ensalada, servida en una fuente con brasas abajo, lo que hace que en ningún momento comamos la carne fría. Una gran elección, sin duda en Los Abetos cuidan al máximo la calidad y eso se nota mucho en las carnes, que es lo que solemos pedir cuando vamos, aunque os diría que aquí os atreváis con cualquier plato, dudo que os vaya a decepcionar.

Ya sabéis que en la familia somos los tres muy aficionados a los dulces y es raro que nos resistamos a los postres. En este caso la decisión fue más que complicada, así que optamos por un variado para compartir mamá y papá y el peque se pidió para él solo una tarta de chocolate con nueces que nos costó probar, como os podéis imaginar.
En fin, disfrutamos muchísimo de la comida y del ambiente relajado del restaurante, en donde nos sentimos siempre muy cómodos. Algo que aprecio muy especialmente y que en Los Abetos bordan es la calidad del servicio, están cuando tienen que estar, son discretos y amables y sirven los platos como tiene que ser, el servicio del vino es impecable, y cuidan los detalles al máximo: toallas de algodón húmedas tras un marisco, platos calientes para que no se enfríe la comida, recogida de las migas con una paleta antes del servicio del postre... Detalles que marcan la diferencia y que se aprecian enormemente, es un lujazo comer en lugares así, porque lo cierto es que hay sitios en los que se come fenomenal pero no se cuida el arte del servicio, así que chapeau para Los Abetos!

Os recomiendo un paseito por Nigrán y si sois amantes de la buena mesa, anotad mi recomendación. Para abrir boca, además de las fotitos del restaurante, me despido con una foto playera de Nigrán (después de la comida fuimos a pasearnos por la playa, como corresponde)... ¿Os apetece el plan?