La Navidad ofrece muy poco a Eileen Dunlop, una chica modesta y perturbada atrapada entre su papel de cuidadora de un padre alcohólico y su empleo administrativo en Moorehead, un correccional de menores cargado de horrores cotidianos. Eileen templa sus tristes días con fantasías perversas y sueña con huir a una gran ciudad. Mientras tanto, llena sus noches con pequeños hurtos en la tienda local, espiando a Randy, un ingenuo y musculoso guardia del reformatorio, y limpiando los desastres que su padre deja en casa.
Cuando la brillante, guapa y alegre Rebecca Saint John hace su aparición como nueva directora educativa de Moorehead, Eileen es incapaz de resistirse a esa milagrosa e incipiente amistad. Pero en un giro digno de Hitchcock, el cariño de Eileen por Rebecca la convierte en cómplice de un crimen.
Esta es la sinopsis de la novela que la editorial nos ofrece en la contraportada. La primera de Otessa Moshfegh, una escritora norteamericana que comenzó escribiendo relatos en reconocidas revistas como Paris Review o New Yorker.
La autora crea un personaje que resulta incómodo al lector, una mujer de 24 años muy extraña, que vive con su padre alcohólico en una casa desordenada y sucia, que esconde su cuerpo, que a la vez la obsesiona, usa la ropa de su madre recientemente fallecida, acude al trabajo y se hace invisible entre sus compañeras. Eileen está llena de carencias afectivas, de inseguridades. Quiere escapar de ese ambiente opresor, de esa cotidianidad que cada día le resulta más repulsiva, pero no se decide, no encuentra el momento, el modo.
"Yo era adulta, lo sabía. No tenía que llegar a ninguna hora determinada. En aquella casa no había reglas oficiales, tan solo las arbitrarias rabietas de mi padre, y en cuanto comenzaban solo se relajaba si yo consentía en someterme a cualquier castigo estrafalario y humillante que se le ocurriera. Me vetaba entrar en la cocina, me ordenaba que fuera andando a Lardner's y volviera en medio de la lluvia."
Cuando Rebecca aparece en su vida, Eileen de repente siente que ya no es invisible, que alguien le habla, se preocupa por ella ¿o se trata de una relación interesada? Eileen no lo sabe, el lector lo irá descubriendo con ella a través de su narración en primera persona de forma directa, a veces muy dura.
Otessa Mosnfegh. Foto: www.theguardian.com |
Otessa Moshfegh logra un personaje muy sólido, extraño y sórdido pero creíble, con pensamientos y actos que siguen una línea muy coherente. El lector puede imaginar perfectamente el mundo interior y el entorno de Eileen, aunque son realmente opresores. En esto me ha parecido que la autora destaca de un modo muy notable, en la creación de ese ambiente angustioso, denso, desagradable, sucio, miserable... ¿Cómo no va a querer huir de él? Mientras leemos su historia pensaremos, corre, Eileen, huye lejos.
"En mis horas más bajas, imaginaba que la extraía de debajo del cuerpo dormido de mi padre y apretaba el gatillo. Apuntaba directamente a la parte posterior de mi cráneo y me desplomaba sobre él mientras la sangre y los sesos se desparramaban por su pecho frío y plácido. Pero, incluso en mis horas más bajas, la idea de que alguien examinara mi cadáver desnudo bastaba para mantenerme con vida. Hasta ese punto me avergonzaba mi cuerpo."
Mientras leía la novela tuve sentimientos encontrados, quise dejarla a ratos, hubo párrafos, situaciones desagradables, y quise seguir, conocer mejor a Eileen, tenía curiosidad por saber a dónde nos llevaría la autora, por qué derroteros seguiría con el personaje. Una lectura que estoy segura de que no dejará indiferente a los que se animen con ella, para bien o para mal, es un libro de los que dejan huella.