El primer libro que leí de Antonio Garrido, El lector de cadáveres, me descubrió a un escritor que se documenta mucho y muy bien, logrando que la recreación de los lugares y épocas en los que sitúa sus historias atrapen al lector y lo sumerjan de lleno en los ambientes que crea.
En el año 2015 El último paraíso obtuvo el premio Fernando Lara. Como muchos de los que os pasáis por aquí, suelo desconfiar de obras galardonadas, todos sabemos que no siempre se premia la calidad, y muchas veces se piensa más en las ventas futuras del libro. En este caso la novela sí responde a un criterio de calidad y os recomiendo que si tenéis ocasión os acerquéis a esta historia.
Antonio Garrido nos lleva a 1929. Una fuerte crisis azota Estados Unidos y miles de ciudadanos, empujados por el hambre, viajaron a otros países buscando una vida mejor. Uno de los destinos fue la Unión Soviética, donde la mayor parte llegaron antes de que este país estableciera relaciones diplomáticas con su país de origen, lo que supuso que en la práctica se viesen obligados a permanecer aquí y en la mayoría de los casos, ser víctimas de la crueldad estalinista.
La historia, inspirada en personas y casos reales, nos habla de Jack Beilis, un joven que tenía un buen trabajo y un nivel de vida bastante bueno hasta la llegada de la crisis, cuando, empujado por su amigo Andrew, se embarca rumbo a Gorki para trabajar en la factoría automovilística de Ford. Ni Andrew, comunista convencido, ni Jack, que soñaba con volver con una fortuna a Nueva York, pudieron cumplir sus planes.
La ciudad de Gorki, actual Nizhni Novgorod. Foto de www.absolutrusia.com |
Viviremos a lo largo de las 474 páginas de la novela, la angustia del día a día, el hambre, las condiciones laborales y el miedo atroz de todos los ciudadanos, estadounidenses y soviéticos, que carecen de libertad de movimiento, expresión y tantas otras que hoy nos parecen básicas. Resulta especialmente significativo el gran choque cultural de los estadounidenses, acostumbrados a tener ciertos derechos básicos en su país de origen.
Es especialmente asfixiante el aislamiento en el que viven todos ellos. Uno de los detalles que me llamó la atención sobre esto es su total desconocimiento sobre la situación política y social del país y también la ignorancia sobre la escasez de alimentos, hasta que se materializa en las estanterías vacías de lo más básico. La factoría, con sus viviendas para trabajadores, es como una pequeña ciudad encapsulada.
Es especialmente asfixiante el aislamiento en el que viven todos ellos. Uno de los detalles que me llamó la atención sobre esto es su total desconocimiento sobre la situación política y social del país y también la ignorancia sobre la escasez de alimentos, hasta que se materializa en las estanterías vacías de lo más básico. La factoría, con sus viviendas para trabajadores, es como una pequeña ciudad encapsulada.
Una época muy oscura de la Unión Soviética en la que se unieron la crueldad del dictador con una terrible hambruna y que se narra perfectamente a través de todos los personajes que vamos conociendo, tanto soviéticos como estadounidenses. Incluso el propio Stalin aparecerá en escena en un momento determinado.
Intrigas políticas, mercado negro, relaciones personales, familiares y una ambientación sobresaliente son los ingredientes de una novela muy recomendable de un autor al que os invito a conocer y a seguir.
"Tras pasar todo un año rodeado de trabajadores soviéticos, había aprendido que la Revolución emprendida por sus dirigentes había transformado un país medieval de nobles y plebeyos en una nación poderosa en la que cualquier hombre, al margen de su raza, religión u origen, tenía derecho al trabajo, a vivienda y a comida. Sin embargo, esos mismos dirigentes, capaces de repartir tierras y trabajo entre los desheredados, eran asimismo fanáticos que hacían de la Unión Soviética un lugar peligroso para quien osara discrepar de sus creencias". (págs. 358-359)
Fachada de la que fue la fábrica de Ford. Foto de epoca1.valenciaplaza.com |