martes, 28 de febrero de 2017

EL BAILE DE LAS LUCIÉRNAGAS

Hacía mucho, mucho tiempo que no terminaba un libro con la sensación que me ha producido El baile de las luciérnagas, sus cien últimas páginas son de una intensidad tremenda y no pude evitar las lágrimas, la emoción. El recorrido hasta aquí de la mano de Kristin Hannah, que nos cuenta la historia de dos amigas, está tan bien trazado, que al terminar el libro Kate y Tully ya forman parte del lector, que logra imaginarlas a la perfección porque son dos personas muy bien descritas por la autora, y tan de verdad que es imposible no sentirse atrapado por su historia y su vida.

"En el caluroso verano de 1974, Kate Mularkey ha decido aceptar su papel de cero a la izquierda en la vida social de su instituto. Hasta que, para su sorpresa, «la chica más guay del mundo» se muda al otro lado de su calle y quiere ser su amiga. Tully Hart parece tenerlo todo: belleza, inteligencia y ambición. No pueden ser más distintas. Kate, destinada a pasar inadvertida, con una familia cariñosa pero que la avergüenza a cada momento, y Tully, envuelta en glamour y misterio aunque poseedora de un secreto que la está destrozando. Contra todo pronóstico, se hacen inseparables y sellan un pacto para ser mejores amigas para siempre.
Durante 30 años se ayudarán mutuamente para mantenerse a flote esquivando las tormentas que amenazan su relación: celos, enfados, dolor, resentimiento... Y creerán que han sobrevivido a todo hasta que una traición las separe... y someta su valor y su amistad a la prueba más dura".

La sinopsis resume un recorrido que llevará a las dos protagonistas de la adolescencia a la vida adulta, de la mano, siempre mostrando la solidez de una amistad incondicional, de esas que es tan difícil encontrar o que incluso no encontraremos en toda una vida. Es una novela de mujeres, de personalidades muy marcadas y muy femenina.

Portada de la edición en inglés
Kate y Tully no pueden ser más distintas y no pueden tener un entorno familiar más diferente. Quizá por eso, porque se complementan, logran estar tan unidas tanto tiempo. Tully llega al pequeño pueblo en el que vive Kate, donde enseguida se convierte en una chica muy popular, guapa, segura de sí misma, estilosa...

"Tully Hart era diferente de una manera atrevida, guay; de alguna manera brillaba más que el resto en los pasillos de verde desvaído. No tenía hora de llegada a casa y le daba igual si la pillaban fumando en el bosque de detrás del instituto". (pág. 37)

Kate sin embargo siente que no encaja en el ambiente del instituto, se siente insegura, temerosa y admira a Tully, quiere se como ella. Cuando Tully la elige, cuando le dice que quiere ser su amiga, todo cambia para ella.

"Aún era de noche cuando sonó el despertador de Kate Mularkey. Gimió y se quedó mirando el techo abuhardillado. La idea de ir a clase la ponía enferma.
Por lo que le atañía a ella, octavo curso era un auténtico asco; 1974 había resultado ser un año vomitivo, un desierto social." (pág. 30)

Estudiarán juntas, se lo contarán todo e incluso irán juntas a la universidad, pero entonces irán por caminos diferentes. Tully apostará por ser la mejor en su profesión y Kate por tener la mejor de las familias.
Viviremos las jornadas sin fin de ambas, una trabajando sin descanso en la televisión, la otra dedicándose en cuerpo y alma a su familia a la que adora y en ocasiones, como nos pasa a todas las madres, pensando que quizá se esté perdiendo algo ahí afuera, pero sintiendo que lo mejor que tiene son esos hijos con los que no siempre es fácil el día a día. Es muy fácil empatizar con Kate siendo madre, sus miedos, dudas, problemas, son los de cualquier madre en cualquier lugar. Y aunque Tully no es el tipo de mujer que yo sería, viviendo para su trabajo, su tenacidad, su amistad incondicional y su enorme valía me han conquistado como lectora. Son dos mujeres maravillosas, con un corazón inmenso y una historia en la que no cuesta ningún trabajo sumergirse y vivirla como si se estuviera allí, porque es perfectamente verosímil.

"Kate notó la brisa en la cabeza desnuda, rozándole las orejas, llenándole los ojos de lágrimas. Olía las coníferas y la tierra espesa y negra. Echó la cabeza atrás y rio. Por un momento, un instante tan solo, volvía a ser niña y estaba en Firefly Lane con su mejor amiga, convencida de que podía volar.
Cuando terminó la bajada y estuvieron en la playa, abrió los ojos y miró a Tully. Aquel momento, con la sonrisa de su amiga llena de ternura, le recordó todo sobre las dos. La luz de las estrellas era como luciérnagas cayendo a su alrededor". (pag. 580)

No puedo contaros mucho más sin estropearos la lectura y no querría hacerlo. Os invito desde aquí a conocer la historia de Kate y Tully, estoy segura de que os emocionará, de que ambas os conquistarán y quizá, como me ocurrió a mí, la emoción se apodere de vosotros, se os encoja el corazón y broten las lágrimas cuando se acerca el final.

lunes, 13 de febrero de 2017

LOS DIARIOS DE ADÁN Y EVA

"Dondequiera que ella estuviera, allí se hallaba el Paraíso". Esto escribe Adán sobre Eva, pero antes de llegar hasta aquí, ambos recorren un camino de conocimiento mutuo y de adaptación al otro que desde la pluma de Mark Twain y con las ilustraciones de Sara Morante resulta una delicia.
Los diarios de Adán y Eva nada tienen que ver con un relato de lo que la Biblia con tiene, todo gira en torno a su percepción de lo que les rodea, muy diferente, y su relación personal, que va evolucionando poco a poco.
En Eva veremos a una mujer muy habladora, curiosa, sensible e interesada por todo cuanto la rodea, protectora y muy maternal.
Adán por contra se presenta como alguien bastante hosco, e individualista.
Ambos responden a clichés bastante manidos (no perdamos de vista la época en que se escribió), pero a través de ellos vemos dos formas de entender el mundo que les rodea y de relacionarse con él, con unos maravillosos toques de humor y sarcasmo, así como una gran capacidad para reírse muchas veces de la torpeza masculina ante la sagacidad femenina.

"Creo que al fin entiendo para qué sirve la semana: se trata de un tiempo para descansar del aburrimiento del domingo. La idea me parece bastante razonable... Ella ha vuelto a subirse a ese dichoso árbol. La hice bajar tirándole terrones. Me dijo que no la había visto nadie. Eso le basta como justificación para lanzarse a cualquier aventura peligrosa. Se lo dije. La palabra justificación despertó su admiración, y sospecho que también le produjo cierta envidia. Es una palabra bonita, a decir verdad." (Diario de Adán. pág. 22)

Me he pasado la semana entera siguiéndole a todas partes, buscando el modo de llevarme mejor con él. Solo hablé yo. Porque es un ser tímido, pero no me importó en absoluto. Me dio la impresión de que le gustaba tenerme cerca, y usé mucho la palabra «nosotros», porque parecía halagarle la idea de formar parte de algo”. (Diario de Eva, pág. 57)

El libro nos muestra por un lado el diario de Adán y por otro el de Eva, ya que en su momento se publicaron de manera separada. Adán está solo y Eva llega a poner patas arriba su existencia, no le interesa ningún contacto humano, está demasiado acostumbrado a su soledad y cualquier sonido le molesta. Sus razonamientos son muy simples y en ocasiones realmente absurdos, provocando la sonrisa del lector. Adán poco a poco se acostumbrará a Eva hasta llegar realmente a considerarla parte imprescindible de su vida.
Eva por su parte cree que es un experimento del Creador, y así justifica su curiosidad por conocer su entorno y su acercamiento a todos los animales que viven allí. Es muy detallista y siempre busca agradar a Adán.


Dos personajes que vivirán la primera historia de amor conocida, con una gran inocencia y ternura. Una obra que además se disfruta con todos los sentidos gracias a la edición de Impedimenta, con ilustraciones de Sara Morante, hojas gruesas, tapa dura. Un libro para leer, releer y tener en casa muy bien custodiado. 
Una breve lectura de apenas 90 páginas que se disfrutan enormemente y con la que sumo mi primer libro para el reto Nos gustan los clásicos del blog Un lector indiscreto, en el que aún os podéis apuntar hasta final de mes. 

martes, 7 de febrero de 2017

LA NIÑA DEL FARO

"Mi madre me llamó Silver. Nací mitad metal precioso y mitad pirata. No tengo padre". 
Así empieza su historia, así comienza Jeanette Winterson a contarnos la vida de una niña huérfana y un solitario farero en Escocia. Silver nació al borde del acantilado, en una casa inclinada, acompañada de su fiel amigo DogJim, un perro que extrañamente tenía las patas traseras más cortas, quizá para adecuarse a esa vida en la casa inclinada.
Pew habla a Silver de lo que en aquel lugar ocurrió cuando se hizo el faro, a principios del siglo XIX, cuando incluso Darwin o Robert Louis Stevenson fueron al pequeño pueblo de Salts. Este último fue de hecho el artífice del faro. 
La historia del faro y del pueblo sirven a Pew para contar otras historias, para encandilar a Silver con sus mágicos cuentos, cada día. Su momento preferido junto con la hora de sacar brillo a la mecánica del faro. 
No hay en la historia un hilo temporal, las cosas se van sucediendo conforme Silver las recuerda, y no siempre sigue un orden, pero el lector entiende perfectamente la historia, las historias que surgen a raíz de las dudas, reflexiones y preguntas de Silver a Pew.

"Pew, ¿por qué mi madre no se casó con mi padre?
Nunca le dio tiempo. Él iba y venía.
¿Por qué Babel Dark no se casó con Molly?
Dudaba de ella. Jamás debes dudar de la persona a la que amas.
Pero puede que no te diga la verdad.
No importa. Dile tú la verdad.
¿Qué quieres decir?
No puedes ser la honradez de otra persona, pequeña, pero sí puedes ser tu propia honradez.
Entonces, ¿qué debería decir?
¿Cuándo?
Cuando ame a alguien.
Deberías decirlo". (pág. 82)

Las historias de Pew sirven para que Winterson nos invite a reflexionar sobre lo que importa, sobre lo que hemos de valorar en nuestra vida, en el día a día, en todos los ámbitos, con un lenguaje delicioso, cuidado, a ratos poético y cuajado de metáforas y con frases y párrafos cortos que hacen que resulte una lectura fácil y agradable.

"Las cosas auténticas son demasiado pequeñas o demasiado grandes, o en cualquier caso nunca tienen el tamaño adecuado para encajar en el templo llamado lenguaje.
Eso ya lo sé. Pero también sé otra cosa, porque me criaron para ser farera. Apagad el bullicio del día a día y al principio sentiréis el alivio del silencio. Luego, muy quedo, tan quedo como la luz, regresa el significado. Las palabras son la parte del silencio que puede ser hablada". (pág. 123)

Una lectura deliciosa, doscientas páginas que se disfrutan por la historia, por los personajes, por la manera que tiene la autora de contarlo y una traducción impecable de Alejandro Palomas. Para mí ha sido un gran descubrimiento la novela y os la recomiendo encarecidamente.

"Vivíamos esperando la noche. La antorcha de tu ventana era mi señal. Cuando estaba encendida, yo me mantenía alejado. Cuando la apagabas, iba a ti -puertas secretas, oscuros pasillos, escaleras prohibidas- apartando a un lado el miedo y el decoro como telas de araña. Estaba dentro de ti. Tú me contenías. Juntos, en la cama, podíamos dormir, podíamos soñar, y si oíamos el plañidero chillido de tu sirvienta decíamos que era un pájaro o un perro. Quise no despertar jamás. No sabía en qué emplear el día. La luz era mentira. Solo allí, después de haber dado muerte al sol y de haber atado las manos al tiempo, éramos libres. Prisioneros el uno en el otro, éramos libres." (pág. 159)

El faro de Cape Wrath, donde transcurre la historia. Foto: http://www.photographers-resource.co.uk

miércoles, 1 de febrero de 2017

OPEN. MEMORIAS DE ANDRE AGASSI

Open, el libro de memorias de Andre Agassi salido de la pluma de J.R. Moehringer, ha sido mi gran sorpresa lectora de los últimos meses. 
No soy nada mitómana, pero eran tantas las personas que me recomendaban esta lectura, que me animé a ir a la biblioteca y leerla. 
Recuerdo los años en activo de Agassi, por aquel entonces seguía mucho el tenis, disfrutaba de una generación de tenistas realmente espectacular, entre los que claro está figuraba él. 
La imagen que tenía del jugador ha cambiado muchísimo desde que leí este libro. Él mismo lo reconoce, se da cuenta de que la imagen que da no es lo que realmente es:

"Si dispusiera de tiempo, si pudiera pensar un poco más antes de hablar, les diría a los periodistas que estoy intentando averiguar quién soy, pero lo que sí tengo entre tanto es una idea bastante aproximada de quién no soy. No soy mi ropa, y, sin duda alguna, no soy mi juego. No soy nada de lo que el público cree que soy. Ser de Las Vegas y llevar ropa estridente no me convierte automáticamente en un showman". (pág. 147)

¿Y quién es Agassi? Su historia empieza cuando toca por primera vez una raqueta con 3 años, con la obsesión de su padre por tener un hijo que fuese el número uno del tenis mundial, daba igual lo que él quisiera hacer, ese era su objetivo y a él dedicaría todo su esfuerzo.

"Tengo siete años y estoy hablando solo, porque estoy asustado y porque soy la única persona que me escucha. Entre dientes, susurro: déjalo ya, Andre, ríndete. Suelta la raqueta y sal de esta pista, ahora mismo. Entra en casa y cómete algo bueno. Juega con Rita, con Philly, con Tami. Siéntate con mamá mientras hace punto o completa un puzle. ¿A que suena bien? ¿A que te sentirías en la gloria, Andre? Dejarlo, sin más. No volver a jugar al tenis en toda tu vida". (pág. 40)

Odia el tenis, odia esa sensación de estar horas y horas bajo el sol peloteando mientras los niños de su edad se divierten, odia esa soledad en la pista, la lejanía de la familia. Con 14 años abandona los estudios para dedicarse en cuerpo y alma a ese deporte que no siente como suyo, pero tiene la impresión de que no sabría hacer otra cosa. Sin embargo Andre madura, consigue no sin dificultad, sortear los obstáculos que encuentra en su carrera y en su vida y dar la vuelta a la tortilla: el tenis es un medio, es el medio de hacer que otras personas vivan mejor, que mi familia esté mejor, le da muchas cosas buenas a las que no quiere renunciar, pero a diferencia de otros tenistas, el tenis no se convierte en su vida.

"No siento que Wimbledon me haya cambiado. De hecho, me siento como si me hubieran hecho partícipe de un secreto sórdido: ganar no cambia nada. Ahora que he ganado un Grand Slam, sé algo que se permite saber a pocas personas en este mundo: las victorias no nos hacen sentir tan bien como mal nos hacen sentir las derrotas, y las buenas sensaciones no duran tanto como las malas". (pág. 208)

Aprovecha sus contactos para recaudar fondos y crear la Andre Agassi College Preparatory Academy, donde se da una oportunidad a niños de familias desfavorecidas para poder estudiar y decidir qué quieren ser. Encuentra a esa mujer en la que apoyarse, a la que admira, que entiende su mundo, que está siempre y de forma incondicional, tiene hijos, quiere ser un padre implicado, responsable, para todo ello quiere jugar hasta que pueda, hasta que el cuerpo aguante.

"Varios deportistas deportivos reflexionan sobre mi transformación y esa palabra me desagrada. La considero inexacta. Una transformación es un cambio de una cosa a otra, pero yo empecé con nada. Yo no me he transformado, sino que me he formado. Cuando entré en el mundo del tenis, era como la mayoría de los críos: no sabía quién era y me rebelaba cuando los mayores me decían quién era. Creo que los mayores cometen constantemente ese error con los jóvenes: los tratan como productos acabados cuando, de hecho, están en proceso". (pág. 454)

En el libro hay partidos, hay momentos buenos y malos, relaciones personales con sus parejas, su familia y su entorno profesional, pero sobre todo hay alma, J.R. Moehringer ha ido más allá del tenista, ha profundizado en la persona, en su evolución a lo largo de los años, en su filosofía de vida, sus valores, prioridades, y nos muestra que aquel chico de Las Vegas de pelo raro con colores chillones es un ser humano con un corazón enorme, que ha querido devolver con creces lo que la vida le ha regalado. Alguien admirable.
Una lectura que os recomiendo muchísimo, la he disfrutado enormemente.