Durante el año leo bastante, todo lo que puedo, unos 40 o 50 libros al año, y normalmente son pocos, en ocasiones llegan los dedos de una mano para contarlos, aquellos que dejan huella con el paso del tiempo, los que cuentan historias que de alguna manera tocan el corazón.
Los Dados del Señor es una de esas historias que resulta absolutamente deliciosa y conmovedora. Disfruté leyéndola, y cuando terminé no quise comenzar otra de inmediato, esta tenía que reposar, como cuando damos un sorbo a un buen vino y dejamos que permanezca en nuestra boca un tiempo antes de dar un bocado.
Carlos de la Fuente y Pérez-Villamil, hasta ahora un perfecto desconocido para mí, nos lleva a los años 50 en una historia que transcurre en Madrid.
Pablo, con seis años, vive un terrible momento cuando su madre fallece en casa tras alumbrar a su hermano Santiago, quien además sufre en el parto una lesión cerebral muy importante, que le afecta física y psicológicamente.
Julián, el padre, que debería hacerse cargo de sus hijos, es un férreo militar que, lejos de obrar como debería, se avergüenza de su hijo pequeño, al que no deja salir de casa, e ignora al mayor, encerrándose en sí mismo y dedicando horas y horas al trabajo, donde por su carácter ni siquiera sus compañeros le tienen afecto.
Lola, una chiquilla de un barrio muy pobre, entra en la casa para ocuparse del servicio y ayudar a cuidar a Santi. El amor que tanto Pablo como Lola profesan por Santi, una mente de bebé en un cuerpo que va creciendo y apenas puede expresarse, resulta impresionante: charlas, besos, caricias, ratos juntos en el jardín... Todo para Santi, no sólo para acompañarle, también para demostrarle que se le quiere, que les importa de verdad.
Pablo ha de asumir un papel que no le corresponde a su temprana edad y lo hace con enorme madurez, a pesar de los obstáculos de su padre, está dispuesto a todo por su hermano.
Vamos viendo cómo transcurre la vida durante algo más de 30 años en esta familia, los avatares cotidianos, cómo Pablo, ayudado por su tía Victoria, consigue estudiar y labrarse un futuro, cómo Santi va avanzando dentro de sus limitadas posibilidades y sorprendentemente, también con la edad y quizá viendo lo que el resto de su familia hace, el gran cambio de Julián, el padre de familia, quien hará que el final de esta historia resulte totalmente inesperado y nos plantee además una duda moral considerable...
El libro solamente está publicado en versión digital, por lo que no tengo frases marcadas (mi torpe manejo del Kindle tiene la culpa), pero en esta ocasión no nos encontramos con una novela llena de sentencias, frases para recordar, se trata más de lo que ocurre, de cómo se comportan los protagonistas. Santi es el protagonista absoluto, todo gira en torno a él, y aunque es poco más que un ser inerte, a su alrededor consigue crear una atmósfera de cariño que lo envuelve todo y se traspasa al lector. Inspira una gran ternura, es un ser increíble que logra sacar todo lo mejor de aquellos que se relacionan con él.
La labor de empatía, de conseguir una atmósfera en la que cuando leemos nos metemos completamente, es perfecta, el escritor consigue que nos interese lo que ocurre, que lo sintamos, que empaticemos con Pablo, que sintamos un enorme cariño por Santi, que odiemos al padre de ambos y que hacia el final de la historia nos compadezcamos de él. Un libro que estoy segura de que no puede dejar indiferente a nadie, que trata realmente bien un tema muy delicado sin regodearse en escenas o detalles que no vengan a cuento, y que invita a la reflexión.
Carlos de la Fuente y Pérez-Villamil nace en Madrid en 1972. Funcionario de carrera desde hace ya algunos años, consigue compaginar su trabajo y su familia, con su pasión por la literatura. Desde muy joven muestra una especial sensibilidad por captar los detalles del entorno que le rodea, dejando muestra de de ello en la escritura de pequeñas reflexiones y artículos sobre la vida, el comportamiento humano o las injusticias.
Su estilo de fácil y cómoda lectura, centrándose en detallar aquellos aspectos o sensaciones más recónditos del ser humano y de su entorno, hace de su escritura, una obra interesante y amena, capaz de generar en el lector, la necesidad de seguir leyendo.
Tras habernos presentado en el año 2013 su primera novela, “El Corazón de los Lobos”, en su novela "Los dados del Señor" cambia radicalmente de registro y nos muestra hábilmente una narrativa entrañable, nítida y cargada de sentimiento.
( Texto extraído de la web de Planeta, editorial que ha publicado esta novela)