A Horta do Obradoiro es un sueño hecho realidad, es un lugar para perderse a pocos pasos de la catedral compostelana, el segundo hogar de Kike Piñeiro, Eloy Cancela y Vanesa Vera Avola, un restaurante en el que este gran equipo que desborda talento consigue hacernos disfrutar desde el mismo momento en que entramos por la puerta. Ese es el encanto de los sueños cumplidos, que consiguen transmitir ilusión a todos los que se acercan. Los tres soñaban con poner en marcha un proyecto propio y esta "hortiña", como cariñosamente la llama Kike en Facebook siempre que comparte alguna noticia, tiene mucho de ellos, de sus familias y sus amigos en todos los rincones, la magia de ser única, de estar conformada de pedacitos aportados por unos y otros y que van conformando tres ambientes muy marcados: la barra a la entrada, la zona de comedor y al fondo la zona exterior con una larga mesa con vistas a esa huerta que da nombre al restaurante y cubierta de cristal que da sensación de amplitud y desahogo.
A la hora de sentarnos a la mesa, las propuestas en carta se basan en una cocina tradicional por un lado y por otro en los platos que Eloy y Kike por separado han ido elaborando en su trayectoria profesional. Hay en esta carta algo muy curioso y diferente, y es que hay una hoja en blanco que representa la evolución, en la que estarán plasmadas propuestas que nacerán de ese recorrido juntos.
En una pizarra tendremos además las propuestas diarias, según mercado.
En la mesa, buen hacer en todo momento, cariño por el producto, bien tratado, con toques creativos que no molestan, cuidada presentación, amor por el detalle y excelente servicio.
A la hora de los postres vemos la mano de Vera, ella es quien está a cargo de esta parte del menú. Tres cocineros que se entienden a la perfección entre fogones, cada uno tiene su sitio, su propio espacio además del común que irá naciendo con la experiencia y el paso del tiempo.
Terminamos con buen café, algo que me gusta resaltar, porque no siempre una buena comida termina con un café bueno y bien hecho y es algo que se agradece mucho. De principio a fin se cuida la calidad y se piensa en todos los detalles.
Cuando llega la hora de la cuenta no nos llevamos ningún susto, en A Horta de Obradoiro tienen claro que quieren ser un restaurante al que se pueda ir sin hacer grandes inversiones, ni mucho menos.
Si todavía no os habéis pasado por aquí, a la vista está que os recomiendo encarecidamente hacerlo. Para mí pasar aquí unas horas disfrutando del ambiente, la comida y ese ratito de charla que en ocasiones consigo robarle a Kike mientras trabaja, esa visita fugaz a la cocina con mi niño, al que le gustan tanto las croquetas, el imprescindible abrazo a Vera y la sonrisa de Eloy, valen mucho la pena, porque en un restaurante no todo lo importante está en el plato.
Por lo que cuentas, este sitio si no es el paraíso debe de ser parecido. Y encima sin sustos a la hora de pedir la cuenta, jeje.
ResponderEliminarApúntatelo para tu próxima visita norteña porque te encantará!! Besotes guapa
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