viernes, 2 de diciembre de 2011

TEATRO INFANTIL: O TENDERETE DA CACHIFALLADA. A LOCA-MOTORA


La compañía de teatro gallega A Loca-Motora comienza su andadura en el año 2002, fundada por dos actrices, que son las mismas que están hoy día al frente: Eva Mª Vila y Zezilia Meléndrez Fassbender. Durante estos años la compañía ha creado un total de cuatro montajes dirigidos a los niños y uno de cuentacuentos para el público adulto.
En los espectáculos de esta compañía los más pequeños disfrutan de una mezcla de teatro, cuentacuentos y música, siempre pidiendo la participación de los niños y con gran dinamismo y colorido, algo fundamental sobre todo para los más pequeños.



O TENDERETE DA CACHIFALLADA


Hace un par de semanas acudimos con nuestro niño a la representación de O Tenderete da Cachifallada en la Casa de la Cultura de nuestro ayuntamiento. Desde siempre nos ha gustado llevarlo a espectáculos teatrales, a mí personalmente me fascina el teatro y me parece muy enriquecedor para los pequeños, siempre y cuando se les lleve a espectáculos pensados para su edad y llevados por buenos profesionales.

Antes de la representación, el responsable del área de cultura del ayuntamiento leyó una carta escrita por las responsables de la compañía en la que se agradecía al público su fidelidad y se anunciaba que este año sería el último de su andadura. Desconozco los motivos por los que desaparece esta compañía de teatro, pero nunca es una buena noticia. Espero que el adiós no sea definitivo.

Una vez dicho esto, os cuento el argumento de la obra: En el escenario se realiza una sencillísima puesta en escena como podéis ver en la foto, consistente en una especie de carromato tenderete con ruedas lleno de todos los artilugios, en su mayor parte objetos cotidianos, que acompañarán a las actrices durante la representación.
Carlota y Marieta son dos hermanas y llegan con un montó de objetos que les ayudarán a contar a los niños la historia de su abuela. Una de ellas se caracteriza de abuela para representar el cuento de la abuela que vivía con un fantasma en casa. La otra hará de fantasma, pero sin disfrazarse como tal (si entendemos por disfraz de fantasma la clásica sábana, no lo hace, simplemente cambia su voz).

La abuela, que trabaja muy duro en las labores del campo, no puede pegar ojo por las noches, ya que una fantasmita muy pizpireta vive en su casa. Por las noches se despierta, canturrea y se prepara algo de comer con lo que va encontrando en la cocina de la abuela. Sus canciones y el ruido de los utensilios de cocina hacen que la abuela se despierte varias veces durante la noche, levantándose muy cansada para realizar las faenas.

Harta de la situación la abuela decide atrapar a esa fantasma que vive en casa, lo consigue y le pide que se marche. La fantasmita llora, le dice a la abuela que esa casa también es su hogar, que no tiene dónde ir, así que la abuela decide ponerse unos tapones. Pero para su sorpresa, con un silencio absoluto tampoco logra dormir... Y es que cuando nos habituamos a los ruidos característicos de nuestro hogar, no somos capaces de descansar cuando no los tenemos.

Una historia muy bien contada, muy adecuada para los más pequeños, que al igual que mi hijo, disfrutaron muchísimo de una obra muy participativa, con canciones, preguntas a los niños y paseos de las actrices entre los pequeños, que se emocionaban muchísimo y se implicaban en todo lo que ellas iban proponiendo.

Este cuento unido a la introducción tuvo una duración de una hora. Después se inició otro cuento, con temática marina, que en mi opinión y de otros padres que estaban allí, sobraba, no porque no estuviera bien hecho, sino porque ya se hacía largo para los niños y además el ritmo narrativo era mucho más lento. Nuestro pequeño de cuatro años ya no llegó al final, y no fue el único. Un pequeño detalle que no deslució en absoluto una representación fantástica. Mi niño canturreó varios días las canciones e incluso me pidió poner sal en su ventana, porque en la obra contaron que había que hacer esto para que no entrase un personaje (que no desvelaré cuál es) en la habitación para provocar que los niños se hicieran pis por la noche...

En resumen, si tenéis niños de tres a diez años, estas son las edades recomendadas por la compañía para acercaros a conocer la obra. Nuestra experiencia fue excelente.

2 comentarios:

  1. A ver si es verdad que el adiós no es definitivo, porque menuda pena, sí...

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  2. Una lastima que se termine, porque este tipo de obra son muy buenas para los niños y desgraciadamente no abundan mucho, saludos

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