Este mes tuvo lugar una cena en el restaurante Fogar do Santiso a la que fui invitada. El convocante era José Manuel García, director del programa de la Radio Galega Come e Fala, con el que colaboro una vez al mes proponiendo lecturas relacionadas con la gastronomía. Hacía unos veinte años de mi primera vez en este lugar peculiar que es el Fogar do Santiso, cuando todavía estaba al frente el padre del gerente actual, y la verdad es que no volví porque no me gustó la experiencia. Algo muy personal, lo reconozco, porque era y sigue siendo un sitio tremendamente popular.
Hace no mucho era una odisea llegar hasta aquí, desde hace tan sólo unos días el tema es un poco más fácil porque por fin hay carteles indicadores por el camino, en varios cruces que nos encontramos, porque la verdad es que está bastante perdido en una zona rural de Luou, en Teo.
En la web hay un mapa localizador, de Google, y si tenéis navegador llegáis sin problema. Recuerdo aquellos tiempos en que había que dibujar un plano a los amigos y turistas que querían ir allí!
Al llegar hay una zona de aparcamiento para clientes. El día que estuve para cenar, como sólo abrieron para nuestro grupo, fue más que suficiente esta zona, seríamos unos 40, así que imagino que si vais no será demasiado difícil que podáis aparcar aquí.
Nuestro menú estaba ya cerrado y todos, excepto los que optaron por el menú vegetariano, comimos lo mismo.
Comenzamos picoteando unas croquetas de grelos, con una curiosa forma cuadrada, una pizza casera de nueces, cebolla y queso San Simón, que es un queso gallego ahumado muy rico que os recomiendo probar si no lo conoceis, y empanada de grelos. A mi mesa estos entrantes llegaron bastante templaditos, me hubiera gustado comerlos más calentitos, pero estaba todo muy bueno, las cosas como son. A continuación llegaron unos recipientes de estilo japonés con unas verduras y calamares en tempura que estaban de fábula. Aquí se nota que las verduras son de calidad, de hecho las cultivan ellos mismos, tienen una huerta ecológica certificada de 7 hectáreas de superficie, y zona de invernaderos.
Comenzamos picoteando unas croquetas de grelos, con una curiosa forma cuadrada, una pizza casera de nueces, cebolla y queso San Simón, que es un queso gallego ahumado muy rico que os recomiendo probar si no lo conoceis, y empanada de grelos. A mi mesa estos entrantes llegaron bastante templaditos, me hubiera gustado comerlos más calentitos, pero estaba todo muy bueno, las cosas como son. A continuación llegaron unos recipientes de estilo japonés con unas verduras y calamares en tempura que estaban de fábula. Aquí se nota que las verduras son de calidad, de hecho las cultivan ellos mismos, tienen una huerta ecológica certificada de 7 hectáreas de superficie, y zona de invernaderos.
Seguimos con un carpaccio de pulpo que me gustó muchísimo, combinado en la tabla con vieiras con salsa de soja y cebolla caramelizada y mientras tanto fueron llegando un montón de variedades de pan de elaboración propia recién hecho, buenísimo: pan con pepitas de chocolate, pan de uvas, pan de centeno... una fiesta para los que somos amantes del pan!!!
Y llegó por fin el plato principal, la tabla de carnes, con vacuno gallego (vaca vianesa), cerdo celta y costilla de cerdo ibérico. La carne de vaca, cortada finíiiisima y con sal en escamas, había que pasarla al gusto en una piedra caliente que nos pusieron. La carne estaba maravillosa, y aquí se ve también la apuesta que se hace por cuidar la calidad de los productos, gallegos y procedentes de la agricultura ecológica.
Llegamos la hora del postre, para mi gusto, que soy una gran amante de esta parte final de las comidas, el restaurante puede mejorar mucho, el puding y la tarta de café no estaban mal, pero podrían estar muchísimo mejor, sobre todo en cuanto a texturas. El café de pota, muy rico. Al final sirvieron licores, que no probé, pero me llamó muchísimo la atención el licor de toxo y decían por mi mesa que estaba muy bueno.
Resumiendo, la comida me gustó, el ambiente lo ponen los amigos que a uno le acompañan, así que fantástico, pero no me gustó nada que hubiesen encendido varias chimeneas (creo que no con la suficiente antelación, porque no estaba caldeado el ambiente e hizo fresco todo el tiempo) y, o bien por ir mal el tiro o por estar húmeda la leña, estuviese el aire cargado de humo. Imagino que esto no molestó a todo el mundo, pero yo padezco de los bronquios y me pasé la noche tosiendo.
Otra pega, el cuarto de baño está en el exterior, algo que quizá no importa si el día acompaña, pero con la noche de lluvia y frío de ayer, no apetecía nada salir a la intemperie y entrar en un baño que parecía una nevera.
La imagen que yo tenía de este restaurante mejoró considerablemente, se mantiene un ambiente rústico, pero resulta más cómodo que entonces. Eso sí, tengo claro que mi próxima vez será con mejor temperatura para poder estar en la zona exterior, donde cuentan con un parque infantil que encantará a mi terremoto y probaré el famoso pollo de corral del que he oído maravillas y tengo muuuuuchas ganas de catar personalmente, así que si el tiempo acompaña, habrá expedición familiar allá por la primavera.
¿Conocéis este sitio? Quizá muchos de vosotros sí, y si hace tiempo que no vais, os recomiendo acercaros porque el cambio ha sido para mucho mejor.
Lo apunto para una próxima incursión por tierras de Santiago!!
ResponderEliminarSeguro que te gusta Edurne! :))
EliminarVeo que el cambio ha sido muy positivo. Lo apunto, que nunca se sabe, igual tengo suerte de poder visitarlo y disfrutar de su gastronomía algún día.
ResponderEliminarSeguro que la peque lo pasa genial comiendo fuera y jugando en los columpios!
EliminarSi! ha mejorado muy mucho. Además, me gusta la parte de compromiso del nuevo gerente (hijo del anterior), con la naturaleza, de ahí las huertas de cultivo ecológico; con la arquitectura, ya que es un amante de la bioconstrucción y también con la educación, ya que se hicieron algunas jornadas sobre educación alternativa (tipo Montessori). A nosotros nos gusta mucho ir. Sigue siendo bastante barato y la comida está muy buena. Si vas con niños más pequeños, a parte del parque exterior tienen una zona de juegos en el comedor grande, Tomás se lo pasa pipa!
ResponderEliminarYa me imagino lo que disfrutará Tomás, por eso comentaba que nos apetecía ir en primavera para que el peque esté más entretenido, y la comida riquísima. Está fenomenal además que el establecimiento esté tan comprometido con la agricultura y ganadería ecológicas. Besos!
EliminarBuen provecho
ResponderEliminarMuchas gracias Pedro!
EliminarPues apuntado queda, que si el cambio ha sido para mejor, seguro que merecerá la pena. Eso sí, lo de los humos de la chimenea me ha matado...
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