domingo, 2 de noviembre de 2014

RESTAURANTE DON QUIJOTE

Uno de los restaurantes compostelanos que considero una apuesta segura es Don Quijote, un clásico de la ciudad que habría sus puertas el día de Reyes del año 1979, nada menos. Hace unos 18 años que conozco a su dueño, coincidí con él por motivos profesionales y desde entonces tenemos una relación muy cordial y un gran cariño mutuo. La apuesta desde los fogones es muy clara: producto de grandísima calidad tratado de manera impecable, y en sala un servicio perfecto.
Como siempre que venimos, nos ponemos en las manos de Manolo, no abrimos la carta, le preguntamos qué nos aconseja tomar ese día, el vino que cree que nos irá mejor y disfrutamos. Lo dicho, no falla, hasta ahora nunca nos ha fallado.
Esta mañana el día se presentaba bastante malo, con una lluvia intensa, de manera que nos acercamos a conocer el Museo de Historia Natural en su nueva ubicación (del que os hablaré en unos días) y aprovechando su proximidad a la calle Galeras, donde está el restaurante Don Quijote, nos quedamos a comer allí, que hacía tiempo que no nos pasábamos.
Nos pusieron una fantástica empanada de pulpo como aperitivo y el niño, como suele ser habitual, se pidió una ración de croquetas, muy cremosas y sabrosas. 
Como primer plato aceptamos gustosos la sugerencia de unas almejas a la marinera, que nos encantan a los tres. Llegó una generosa bandeja de almejas de gran tamaño y bien llenitas, como tiene que ser!

Como platos principales, yo elegí un sargo y mi marido se decantó por el jabalí con castañas, aprovechando que estamos en temporada de caza y no es un plato que se pueda pedir en otra época del año. Qué os voy a contar de mi sargo, estaba para ponerle un pisito, con esto lo resumo todo, y claro está, probé el jabalí, la ración era grande y daba perfectamente para que probásemos todos. Me encantó, jugoso, tiernísimo y fantástico de sabor. Las castañas le iban al pelo, por supuesto.
Acompañamos la comida con un mencía de la DO Ribeira Sacra que nunca habíamos probado y que nos gustó mucho: Bancales dos Mosteiros. En un primer momento me pareció que iba a tener un gusto mineral un poco fuerte, pero cuando llegó la comida la verdad es que esa primera sensación fue atenuándose mucho y el vino fue ganando enteros.






Los tres somos muy golosos y solemos dejar sitio para el postre, aunque os aseguro que hoy costó un triunfo, porque estaba todo muy rico y además era abundante. Mis chicos se decantaron por unas filloas y yo por la tarta de queso al horno. Los postres aquí son siempre caseros y las dos opciones estaban muy bien, aunque me quedo con la tarta de queso, una de mis debilidades.
Resumiendo, una comida muy rica, ambiente tranquilo y servicio impecable, lo dicho, una apuesta segura!

4 comentarios: