Xabier Gutiérrez hasta ahora era para mí alguien desconocido, para ser más precisa, hasta que me topé con la portada de su primera novela y un comentario explicando que la gastronomía tenía un papel muy destacado. Novela negra y gastronomía siempre han hecho buenas migas, así que estuve curioseando un poco y me encontré con que el autor, además es cocinero en el Restaurante Arzak. Desde su blog nos ofrece una descripción de sí mismo que os invito a leer y en la que nos habla de sus dos pasiones y de cómo no puede estar sin ninguna de las dos, sin cocinar y sin escribir. Sobre cocina ha escrito nada menos que 17 libros, y esta primera novela pertenece a una saga que contará con tres más (la segunda ya está publicada, con el título de El bouquet del miedo).
Sinopsis (contraportada)
A Vicente Parra, oficial instructor de la Ertzaintza, con sede en el barrio del Antiguo de San Sebastián, le son asignados dos casos aparentemente muy diferentes. La diseñadora de moda Elena Castaño ha sido salvajemente apuñalada en su mansión y aunque los indicios apuntan a un robo, pronto queda claro que se trata de un crimen personal disfrazado de asalto. El otro caso es la muerte por insuficiencia renal y hepática de un joven llamado Cristian José, bedel en la universidad. La madre del joven sospecha que la muerte no fue natural pues ha encontrado importantes cantidades de dinero en efectivo en su casa y además llevaba últimamente un tren de vida que no se correspondía con su sueldo. Vicente pronto descubre que los sospechosos están todos relacionados con el mundo de la gastronomía, y más cuando la autopsia del cadáver de Cristian no ofrece dudas sobre las causas de su muerte.
Los dos casos que ocupan al oficial de la Ertzaintza coinciden en el tiempo, no en la muerte, pero sí en el momento de la investigación. Cristian había fallecido unos meses antes que Elena, pero las investigaciones coinciden y conoceremos así dos historias que transcurren en paralelo en un principio, cuando se nos presenta a ambos. Unos capítulos más tarde sabremos que han muerto y entrará en escena el personaje principal, Vicente Parra.
Vicente irá conociendo a las personas que personal o profesionalmente tenían relación con los fallecidos, y a la vez el lector irá conociendo mejor la figura de Vicente, padre de un joven que estudia cocina y que poco a poco irá convenciendo a su padre de que ésta es algo más que comer para sobrevivir.
También irán adquiriendo protagonismo los dueños o empleados de dos restaurantes de San Sebastián, la ciudad en la que todo ocurre, de muy diferente estilo, alta cocina uno y tradicional el otro. La cocina, pues, se cuela como un personaje más, y de la mano de alguien que sabe perfectamente de lo que habla y se nota mucho al leerlo:
Xabier Gutiérrez. Imagen de su blog xabiergutierrezcocinero.com |
"Aquello tenía mucho de fiesta y de funeral, todo al mismo tiempo. La vida y la muerte mezcladas. En sus más profundas expresiones. En la mente de ambos, un asesinato bestial y una cena digna de los dioses. Las pulsaciones más básicas unidas en un cóctel de realidad que se palpaba en el ambiente. Y porque se notaba de esta manera tan evidente, era aún más realista. La gastronomía como enlace entre la vida y la muerte, comer para retrasar la fecha de la partida definitiva. Ganar una nueva prórroga que nos haga disfrutar un rato más de esta situación privilegiada de vivir." (pág. 177)
"El siguiente es el de red de rabas. Pasta de pimiento morrón bien asado. Trituras y congelas en forma de aros. Después no tienes más que rebozar y freír. Va caliente. Ponemos tres piezas por persona en una placa de acero inoxidable y ensartado por el agujero. Están increíbles. Tienen mucha potencia de sabor. No llevan salsa, sólo una rodaja de limón aparte. Como si fueran rabas normales." (pág. 230)
En una narración ágil, muy entretenida, con diálogos fluidos y con el añadido de los deliciosos platos tan fáciles de imaginar por su descripción pormenorizada pero sencilla, iremos encajando las piezas de dos puzzles que componen las desapariciones de Elena y Cristian. Y quizá aquí es donde he encontrado algún pero a la novela, porque algunas piezas encajan de una forma un tanto forzada, sobre todo en el caso de Elena.
En definitiva, una entretenidísima novela, que mantiene la atención del lector, se desarrolla en un ambiente muy atractivo y tiene ese toque culinario que me ha resultado de lo más atractivo. Aunque os comentaba que tiene algún pero en el encaje final, me ha gustado y seguro que me leeré el el siguiente volumen de la saga del detective Parra.
No me importaría leerla, aunque sin prisas, en esta ocasión. Bss.
ResponderEliminarNo eres la única que le ha encontrado "peros" a esta novela. Besos.
ResponderEliminarNo es redonda, pero está muy bien, he disfrutado con la lectura. Bss!
EliminarA pesar de los peros, me has dejado con curiosidad. Podría animarme.
ResponderEliminarBesotes!!!
Me gustan las novelas que mezclan la cocina en la trama. Y veo que de cuchillos va la cosa..., ¡qué miedo!
ResponderEliminarUn besito.
Me atrae mucho los temas que mezcla, no me importaría leerla aunque los peros me hacen recelar un poco
ResponderEliminarUn beso!
Huy, pues esta trilogía habrá que seguirla de cerca así que a ver si me hago con este primer título y luego ya me animo con el resto. Además me gusta eso de que el protagonista esté en el barrio del Antiguo de San Sebastián; me trae muy buenos recuerdos...
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