viernes, 27 de mayo de 2011

HOTEL REAL PALÁCIO, LISBOA. FANTÁSTICO


El pasado mes de abril tuvimos ocasión de alojarnos durante tres noches, en régimen de alojamiento y desayuno, en este hotel de cinco estrellas de la capital portuguesa. No era el hotel que habíamos reservado en primera instancia, pero por problemas surgidos en el hotel al que íbamos (el famoso overbooking que os comenté en otra opinión) , terminamos en este del que os hablo mi marido, mi niño de tres años y yo misma. El hotel era de la misma cadena que el que teníamos reservado, sólo que el nuestro no era de cinco, era de cuatro... En eso salimos ganando, pero vaya, que no nos hizo ninguna gracia llegar a Lisboa a las once de la noche y encontrarnos con tener que cambiar de hotel.



NUESTRA HABITACIÓN


La habitación era muy acogedora y amplísima. Teníamos instalada la cuna del niño y aún así sobraba espacio para moverse por la habitación. A pesar de estar el suelo enmoquetado, algo que no suele gustarme porque soy alérgica a los ácaros, puedo decir que en el tema limpieza todo fenomenal.

Teníamos una mesa de escritorio donde estaba puesta la tele, de tamaño normalito, podía ser un poquito más grande... (en esto los hoteles en general fallan bastante) y donde se encontraba la conexión a Internet, por cable. No tienen wifi en las habitaciones. En nuestro caso no tenía importancia porque tampoco necesitábamos el portátil a todas horas, íbamos de turismo, pero es algo incómodo porque el cable no llegaba ni para sentarse en la cama.
El cuarto de baño era bastante amplio también, con la única pega de que la bañera tenía cortina, un detalle que no me gusta, me parece mucho más higiénica la mampara. La grifería no era modernísima, ya iba pidiendo un cambio, aunque funcionó a la perfección. Las amenities correctas, iban reponiendo todos los días. Me llamó la atención que sólo pusieran un botecito de gel por día, teniendo en cuenta el tamaño y que éramos tres en la habitación... tuvimos que usar el que llevábamos nosotros.

La cama, además de grande, era muy cómoda, el colchón firme sin resultar duro y las almohadas perfectas. Había carta de almohadas en caso de no gustarnos las que nos habían puesto.
El hotel era precioso, con varias zonas comunes muy confortables y acogedoras (nos encantó la sala de lectura), así como un patio interior donde había mesas de la cafetería y que estaba destinado a fumadores, de manera que no se recargaba en absoluto el ambiente.

En recepción el trato fue fantástico y el personal realmente eficaz y amabilísimo.



GASTRONOMÍA EN EL HOTEL


El desayuno de diez, al llegar había una persona en la puerta del comedor que tomaba nota del número de personas y nos acomodaban en una mesa, a la que se nos acompañaba.
Podíamos utilizar trona para el niño, aunque no nos hizo falta.
En cuanto a la variedad, para todos los gustos, tanto en dulce como en salado, variedad de frutas frescas, panes, bollería, tortitas y dulces caseros, yogures, fiambres, quesos (conté hasta ocho diferentes, mi niño se puso las botas, es muy quesero!), revueltos, tortillas de varios tipos, salchichas, bacon... Vamos, que realmente había para todos los gustos y colores y abundantísimo.
Los cafés, tés, chocolate, infusiones... se servían en la mesa, pero también había la opción de acudir a uno de los termos y servirse uno mismo.
Desayunamos fenomenal, muy bien atendidos y en un salón precioso.
Utilizamos la cafetería del hotel para cenar en una ocasión algo ligero y, aunque nos gustó mucho la comida, el servicio, siempre amable, resultó lentísimo, ya no sólo para un hotel de esta categoría, en términos generales. Tardamos casi dos horas en poder cenar unas ensaladas y una sopa para el niño, vamos, lo que se tarda en dos platos, postre y sobremesa.

Una noche cenamos en el restaurante del hotel. Ofrecen una cocina tradicional pero modernizada y aligerada. Nos dejamos aconsejar en cuanto al vino y realmente nos aconsejaron bien. El niño quiso un puré de verduras, que no estaba en la carta, y no hubo inconveniente en que nos lo hicieran, llegaron con un puré de zanahorias buenísimo, un detalle que es de agradecer.
Nosotros nos decantamos por un pescado que no podía estar más fresco y a la hora de los postres, triunfó la selección de dulces conventuales. Fenomenal, pero de nuevo el servicio fue muy lento, y eso que solamente había tres mesas ocupadas.



SITUACIÓN DEL HOTEL


El hotel está muy bien situado si se busca tranquilidad cerca del centro. Las calles que rodeaban al establecimiento la verdad es que estéticamente no eran gran cosa, pero estábamos a tres minutos a pie del metro, de un centro comercial y varios restaurantes.
Si se quiere, incluso se puede ir dando un agradable paseo al centro de la ciudad, no llevaría más de media hora. Muy cerquita del hotel hay también un gran parque, que desafortunadamente no pudimos conocer porque la lluvia no nos lo permitió...

En resumen, un hotel en el que estuvimos muy cómodos y que como única pega pondría que el servicio es muy lento.
No puedo deciros nada del precio, al no ser éste el hotel al que íbamos. A nosotros nos salió genial, claro, porque nos respetaron las condiciones del hotel anterior y nos salió en poco más de cincuenta euros la noche, una ganga para este hotel, desde luego!!

2 comentarios:

  1. Desde luego tiene una pinta estupenda, a pesar de la sorpresa de haber tenido que andar cambiando de hotel a esas horas de la noche...

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  2. Que rabia escode tener que cambiar de hotel. Aunque que sea de categoría superior lo hace todo un poco mas fácil...

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