miércoles, 28 de septiembre de 2011

APRENDER A EDUCAR SIN GRITOS, AMENAZAS NI CASTIGOS. NAOMI ALDORT

Como ya muchos de vosotros sabeis por otras opiniones que he escrito, me gusta mucho leer libros sobre la educación de los hijos, una tarea que todos los padres saben que es difícil y en ocasiones algo dura de llevar, por lo que se agradece de vez en cuando leer algún consejo o planteamiento que ayuden a poder hacerlo mejor, a comprender a los niños, algo que no siempre es fácil...
Este libro lo leí el pasado mes de mayo: "Aprender a educar sin gritos, amenazas ni castigos", una obra que se define por sí sola simplemente con el título. Me lo aconsejó una vecina que tiene una niña algo mayor que el mío, lo cogí prestado en la biblioteca y me gustó tantísimo que me lo he comprado. No conocía de nada a la autora, Naomi Aldort, así que imagino que muchos de vosotros tampoco. Ahí va una pequeña reseña sobre ella:

NAOMI ALDORT: LA AUTORA

Naomi Aldort es asesora familiar, escritora y conferenciante. Es americana, está casada y es madre de tres hijos. Ha escrito numerosos libros acerca de educación infantil y tiene una web propia www.naomialdort.com, a través de la cual asesora a padres y madres de todo el mundo. Incluso podemos ver algunas de sus charlas en YouTube. Además de numerosos libros, la autora publica artículos en revistas de educación de varios países.

APRENDER A EDUCAR...



No hay una receta ni fórmulas mágicas o infalibles. Cada niño es un mundo, tiene su propia personalidad y un entorno que condicionará gran parte de su evolución como persona, pero este tipo de publicaciones pueden ayudarnos a entender a nuestro hijo y, en el caso de este libro, ayudarnos a realizar reflexiones en positivo que harán que la relación con nuestro hijo sea mucho mejor.
Aunque parezca increíble, os diré que algo ha cambiado en casa desde que hemos puesto en práctica los consejos de Naomi Aldort: se terminaron las rabietas del niño, el ambiente es mucho más relajado, no nos eternizamos para salir de casa... pequeñas cosas que en apariencia no suponen nada, pero que en el día a día sí estresan a padres e hijos. Siempre he sido partidaria de educar a mi hijo desde el amor, el diálogo, la comprensión y la empatía, buscando su bienestar y equilibrio emocional, para sentar unas buenas bases que en su vida adulta le hagan ser una persona segura. Una empresa sin duda más que difícil, pero que intento lograr día a día.
¿Y cómo nos ayuda Naomi Aldort?


Pidiéndonos que nos paremos a pensar un poco antes de reaccionar ante cualquier cosa que haga o diga nuestro hijo (el clásico "contar hasta diez"), pensar si la respuesta que vamos a tener es fruto de nuestra conveniencia, egoísmo o vivencias de la infancia (y de verdad muchas cosas vienen de ahí, es increíble darse cuenta de cuántas cosas no haríamos o diríamos si las pensáramos dos veces) y empatizar, una tarea bastante difícil porque el razonamiento de un niño y un adulto son muy diferentes.
"Un niño autónomo, cuya vida sigue el curso que él elige, actúa productivamente porque lo desea, no por miedo ni la necesidad de aprobación". Puede funcionar a corto plazo decirle al niño que si no hace esto no se hará esto otro que le apetece muchísimo: es cierto, obedecerá, pero no por estar convencido de que las cosas han de ser así, sino por miedo al castigo o a la represalia.

La fórmula: A.P.E.G.O.


A: Aislarse del comportamiento y emociones del niño hablando en silencio con uno mismo.
P: Prestar atención al niño. 
E: Escuchar lo que el niño dice o lo que sus acciones nos dicen. Hacerle ver que lo estamos escuchando y entendemos (aunque no necesariamente compartamos) sus sentimientos. 
G: Garantizar la validación de los sentimientos del niño, sin dramatizar ni añadir nada. 
O: Otorgar confianza al niño, confiar en su capacidad de resolución, demostrarle que confiamos en él.

Cuando el niño se siente arropado por nuestra comprensión, ve que le ayudamos a buscar alternativas a lo que para él es un problema o un disgusto y le dejamos actuar, realmente lo hace, se siente muy satisfecho y los pequeños problemas y conflictos cotidianos se resuelven sin grandes traumas. En ocasiones este camino es algo más largo que un simple "si no dejas eso no iremos al parque", pero a la larga muchísimo más beneficioso para todos. Os recomiendo la lectura de este libro sin dudarlo, a mí me ha ayudado muchísimo y estoy realmente satisfecha de ver cómo reacciona mi niño, muy positivamente.







3 comentarios:

  1. Pues sí que te ha debido de gustar, para haberlo comprado nada más leerlo...

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  2. Me ha encontrado la fórmula APEGO, parece una clase de gestión emocional de las que doy a los docentes que quieren aplicar educación emocional... al final las emociones nos hacen humanos, nos unen y solo necesitan reconocimiento. Estupenda entrada.

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  3. Muchas gracias por compartir. El caso es que yo lo estoy leyendo también (tras otros como los de "Padres liberados, hijos liberados" y alguno de Rosa Jové) y no sé cómo gestionarlo. De momento sigo sintiéndome culpable cuando mi niño de dos años quiere jugar al ir de comprar y tengo que perseguirle por todo el supermercado y, aunque me comunico asertivamente con él y valido sus sentimientos si se enfada lo único que consigo es irme del super frustrada y sin la mitad de lo que necesito procurando disimular mi enfado porque él no tiene culpa de ser un niño.
    Por favor, ¿cómo gestionas tú la comunicación en esos casos? no puedo dejarlo con nadie porque tanto mi marido como yo vivimos a más de 600km de la familia y no quiero tampoco contratar a alguien para que se quede con él porque ya pasa muchas horas sin nosotros en la guarde mientras estamos trabajando pero el caso es que hay cosas que necesitamos comprar juntos para decidir (llevamos 10 días intentando comprar un armario y desistimos porque él siempre quiere jugar a esconderse en los armarios de las tiendas a las que vamos).

    Según lo que he podido entender hasta ahora, no puedo pedírselo o más bien, puedo pedírselo pero si él no quiere he de aceptar su decisión libre y claro, con dos años él obviamente no quiere acompañarme a una tienda media hora. No puedo ofrecerle un premio si hace lo que a mí me gustaría porque es una forma de "fuerza"...vamos, con dos años tengo que resignarme y dejar las compras que requieren consenso ¿para internet?

    No esperaba que este libro fuese la respuesta a todas mis dudas y creo que la única respuesta va a ser seguir buscando trabajo algo más cerca de la familia y mientras tanto resignarse a que no se pueden hacer determinadas cosas con niños pequeños si no tienen más figura de apego que la de sus padres, por muy esenciales que parezcan.

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